lunes, 26 de mayo de 2014

Cómo conseguir que tu hijo sea organizado




Desde muy pequeños hay que enseñar a los niños a cuidar el orden y a valorarlo. Lo mejor es que lo vivan gracias al ejemplo de sus padres, pero podemos ayudarle a vivirlo mejor hasta convertirlo en un hábito:

El orden es la acción de dejar las cosas en el lugar que les corresponde. Desde la infancia, los niños deben aprender el valor de ser ordenados, y es en estas primeras etapas de la vida, cuando es más importante educar al niño para que ordene sus cosas.

Si son los padres quienes siempre ordenan y recogen los juguetes, habitación o enseres del niño, éste se acostumbrará a la situación y más adelante, durante la pre-adolescencia o adolescencia será mucho más difícil conseguir que sea ordenado.

En primer lugar, debemos fijar la serie de hábitos que queremos conseguir.

Señalar un lugar para guardar sus juguetes considerando la estatura de tu hijo.

Enseñar a tu hijo el lugar adecuado para otros objetos del hogar: dónde dejar el plato después de comer, dónde guardar el babero, dónde se pone la ropa sucia… Hacerlo con él las primeras veces, luego sólo acompañarlo con la mirada, y finalmente tomarlo como algo natural. Siempre debemos dejar pasar un tiempo prudencial para que el niño lo interiorice.

Asignarles un lugar en el que colgar la mochila y la chaqueta al llegar a casa.
Recoger las cosas que han utilizado: juguetes, material, libros, etc… antes de hacer otra actividad.
Tirar los papeles a la papelera.
Enseñarles que deben dejar recogida la habitación antes de irse a dormir y la ropa preparada, siempre en el mismo lugar.
Guardar los zapatos limpios y en su sitio.
Preparar la mochila con ellos para que colaboren en sus tareas.
Animarles a ser limpios y pulidos a la hora de comer: Utilizar la servilleta, que no se caiga la comida del plato, llevarse trozos pequeños a la boca, no escupir la comida…
Enseñarles que si cuidas las cosas no se estropean.
Valorar y disfrutar del orden conseguido: los juguetes se encuentran antes, la habitación está bonita…
Felicitarle, con naturalidad, cada vez que lo haga bien.
Trabaja con tu hijo el hábito del orden. Ayudar sí, sustituirle no.
Repetir el hábito hasta convertirlo en una virtud.


Los hijos deben sentirse plenamente implicados en el orden de la casa y, para ello, hay que darles encargos. Necesitan saber cuál es su espacio en el hogar y sus obligaciones, por lo que debemos buscar encargos a su medida y dentro de sus posibilidades, algo que puedan hacer solos. Debemos darles una información clara del cuándo, cómo y dónde. Así adquieren el orden dentro del sentido de la responsabilidad y de la cooperación. Si no les damos encargos, podríamos recriminarles por no haber hecho una tarea que ni siquiera sabían que tenían que hacer.


Un último consejo: Para facilitar la práctica del orden es mejor poner objetivos a corto plazo, “propósitos mensuales” o “propósitos semanales” y de este modo mantener al niño motivado.

Cómo los padres pueden orientar a sus hijos a que sean ordenados, guarden sus juguetes, ropas, libros, etc. Dentro de los valores, el orden no solo se refiere a la organización de las cosas materiales, sino también al orden de la persona en general, que conduce al equilibrio emocional, al control y dominio de si mismo, al orden de las ideas y proyectos personales.



Ser organizado puede comenzar como un habito en la niñez , y con el tiempo, convertirse en una utilísima virtud en la vida profesional, e incluso en la estabilidad emocional . Pero esto puede parecernos una quimera a muchas madres cuando nos asomamos al cuarto de nuestros hijos y vemos una imagen que horroriza: ropas por los suelos; zapatos y calcetines por todos los lados, juguetes y libros apilados; y de las gavetas y armarios... ¡mejor ni hablar!
El hábito de recoger y organizar de los niños





¿Por dónde empezar? Esa suele ser la primera pregunta y valdría encontrar la respuesta cuando aún son pequeños, pues primeras habilidades organizativas  aprehendidas en la niñez son las semillas que prosperarán más tarde, en la adolescencia y la adultez. Muchas veces las madres estamos conscientes de la importancia de incorporar no solo hábitos higiénicos , de  alimentación y de estudio a nuestros hijos, sino también organizativos y de disciplina , sin los cuales será difícil convertirlos en hombres y mujeres de bien; pero en ocasiones nos cuesta encontrar el método para conseguirlo.


En general los niños agradecen un hogar ordenado, y este concepto no se restringe a que cada cosa esté en su sitio. Se refiere también a una vida familiar con ritmo propio y que sea respetuosa de hábitos y costumbres que usualmente se heredan de generación en generación.  los niños necesitan de esa coherencia y disciplina por eso pueden incorporar habilidades organizativas con más facilidad de la que aparentan, aunque ello podría estar matizado por los rasgos personales de cada uno y la manera en que se las enseñemos. Es importante empezar la labor educativa desde pequeños. Es desde la infancia cuando debemos sembrarle la semilla de que "después de jugar hay que recoger "Luego llegan los días de querer bañarse y vestirse solo, escoger la ropa, los zapatos... y es entonces cuando podríamos aprovechar para incorporar el principio básico de la organización: "Cada cosa debe tener su lugar y así podrás encontrar fácilmente lo que buscas".


Es posible que la actividad no le resulte atractiva al principio, pero cuando consigas incorporarla a su rutina diaria tendrás casi ganada la batalla. Claro está, el asunto de cederle un espacio propio al niño implica una licencia creativa para con él. Es decir, no le imponga cómo y dónde colocar cada cosa, más bien aconséjelo y dele la oportunidad de hacerlo a su gusto y tomar decisiones, erróneas incluso, que luego podrá rectificar con su ayuda. A medida que nos niños van creciendo, no está de más ampliar su  participación en la dinámica familiar  ya no bastará poner orden en "su sitio", sino que además podrá participar de otras tareas de hogar como poner y retirar la mesa, limpiar el jardín, atender su  mascota... De adulto estas tareas se convertirán en destrezas, incluso, cuando los hijos te hagan abuela
Cómo enseñar a un niño a ser ordenado en el hogar
Existen ciertas cualidades y actitudes que ayudarán a nuestros hijos a formarse mejor como persona. Entre estas cualidades podríamos destacar el orden; y es que el orden hará que nuestros pequeños puedan enfrentarse mejor al mundo de los adultos, pues como todos sabemos, una vida ordenada facilita mucho las cosas. Para poder inculcar el valor del orden en el niño, la forma más fácil es hacer que sea ordenado con sus propios objetos. Así pues, si queremos tener éxito en esta enseñanza, quizá nos vengan bien algunos trucos para saber cómo enseñar a un niño a ser ordenado en el hogar.
Instrucciones

Una de las tareas más agotadoras para los padres es lograr que sus niños sean ordenados con sus juguetes y ropa. Aquel niño sereno que adoraban sus padres se ha convertido en una persona inquieta y difícil de detener.

Ordenar no es una tarea gratificante. Por eso es importante inculcarles el hábito de poner en su lugar sus pertenencias para que de esta manera su habitación o la sala de juegos no se convierta en un alboroto. En un principio, los padres pueden ayudarlos a buscar y guardar los juguetes, y poco a poco lograrán que los niños lo hagan por sí mismos.

 
Por otro lado, es bueno demostrarle a los niños que, como miembro de la familia, cada uno tiene una serie de tareas para cumplir y que todos deben que poner orden en sus cuartos. El orden no es un capricho sino una necesidad para la convivencia de la familia.
Generalmente los niños rechazan la tarea de ordenar debido a que representa el final del juego.

 

Algunos consejos para ayudarlos a ser ordenados:

Dar explicaciones por lo cual deben ordenar: tratar de dar motivos por los cuales queremos la habitación ordenada.
Poner la estantería a su altura: para enseñarles a ordenar, deben tener las cosas a su altura para que puedan colaborar y guardar las cosas sin inconvenientes y sin necesitar ayuda.
Ordenar lo juguetes: poner cajones que estén a su alcance para que ellos los puedan ordenar. También recordarles siempre que es mejor tener todo guardado; así, después, cuando quieran jugar sepan donde está sus juguetes

Actitudes que se deben evitar:

Ser inconstantes: no se debe pedir al niño que ordene y al día siguiente hacerlo solo los padres, porque el niño sabrá que esa tarea no es de él sino que compartida.
Intercambiar premios: No se debe remunerar al pequeño por cada tarea que realice. De esta manera, él solo realizará la actividad cuando reciba a cambio algo que quiera.
Muchas veces es tedioso repetir siempre las mismas peticiones pero, al comprobar que de esta manera será más fácil encontrar sus juguetes, los niños emprenderán la tarea por sí mismos.

Los retos y las amenazas no sirven de nada a la hora de enseñar a ser ordenados. La idea es que los niños incorporen el orden a su vida, que entiendan que todos los integrantres de la casa deben colaborar. En vez de imponer el orden, es mejor sugerirlo y enseñarlo con el ejemplo.

El orden y la disciplina van cogidos de la mano, por este motivo, es buena idea trazar horarios para las comidas, la higiene, el juego y el sueño. Todo ello es importante, y puesto que nuestros hijos quizá son muy pequeños para dar la prioridad necesaria a unos y a otros, es interesante marcarles un horario ordenado para que poco a poco lo interiorice. Evidentemente habrá algún día que este horario no se cumpla. No hay problema, podemos ser flexibles siempre y cuando no cambiemos drásticamente el mismo.

Ante todo debemos dejar que nuestros hijos nos enseñen su forma de hacer las cosas. Nosotros les damos las herramientas para recoger sus juguetes, lavarse los dientes  o vestirse. No obstante, deben ser ellos los que aprendan a ser ordenados en el hogar. No es bueno estar corrigiendo constantemente al niño. Quizá la intención sea más importante, aunque después nosotros tengamos que dar el “toque final”.

Para que un niño sea ordenado en el hogar, debe tener acceso a las cosas que debe ordenar. Por este motivo, es esencial que su espacio esté organizado de tal forma que todo quede a su alcance. Debemos colocar todo a una altura considerable respecto a nuestros pequeños, ya sean estantes, cajoneras o perchas. De esta forma, aunque en un principio debamos supervisar sus tareas de orden, poco a poco podrán hacerlas ellos solos.


Si queremos que nuestros hijos sean ordenados en el hogar, debemos involucrarlos en las tareas domésticas. No valen las excusas de “yo lo hago más rápido” o “desordena más que ordena”. Es importantísimo que el pequeño se sienta unido a estas tareas, pues así adquirirá la responsabilidad de hacerlas. Evidentemente no podemos esperar que pasen la aspiradora de primeras, pero si podemos hacer que hagan tareas fáciles como quitar la mesa, limpiarse los dientes, doblar su ropa o hacerse la cama.


Por último, predicar con el ejemplo. De nada sirve que nuestros hijos sean ordenados si nosotros somos unos auténticos desastres. Así, si organizamos sus juguetes, intentemos que no estén amontonados. Hagamos de ese orden algo lógico, que en un mismo espacio se guarden los libros, en otros los juegos de mesa y en otro los peluches. Este orden lógico será interiorizado mejor por nuestros hijos y conseguiremos niños más ordenados.

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Consejos para conseguir que los niños sean ordenados

Estas son algunas pautas e ideas que te ayudarán a que tus hijos aprendan el valor del orden:

1- educa con el ejemplo. Si tus cosas están ordenadas, mantienes un orden general en la casa, al niño le será más fácil aprender que cada cosa tiene su sitio.

2- Ayúdale a ordenar. Los primeros años no basta con pedir al niño que recoja sus juguetes, has de sentarte con él y enseñarle dónde ha de guardar sus cosas para poder encontrarlas cuando quiera volver a jugar.

3- Podéis organizar juegos de guardar, como cronometrarle para ver cuántos juguetes recoge en el tiempo que determines.

4- A los niños les resultará más divertido si cantas canciones divertidas  para recoger la habitación, como la canción de guardar: "A guardar, a guardar, cada cosa en su lugar, a recoger, a recoger, que mañana hay que jugar".

5- Puedes tener cajas o cestos de juguetes para que la acción de ordenar sea más sencilla: la caja de los coches, el cesto de las muñecas, la caja de los bloques de construcción.

6- No sólo se trata de que el niño ordene sus juguetes, sino todas sus pertenencias: zapatos , camisetas... Enséñale dónde va cada prenda en su armario para que cuando se la quiera poner la encuentre fácilmente.

7- Has de hacerle comprender que tener los juguetes ordenados al final del día, le ayudará a retomar el juego en otro momento. Si no tapa las témperas y las ordena, la próxima vez estarán secas y no servirán.
 
El gran problema que muchos pequeños tienen es que dejan las cosas que usan en cualquier lugar. Si este es tu caso te estarás preguntando ¿Cómo hacer que mi hijo sea ordenado? Parece una tarea difícil, pero todo es cuestión de crearles hábitos.
Cada vez que termine de jugar, debe recoger sus cosas y ponerlas en su lugar. Puedes hacerlo como un juego y hacerlo con él las primeras veces hasta que se vaya acostumbrando.
Enséñale el lugar de cada cosa, como el de la ropa sucia o los zapatos. Para los juguetes es importante que tenga una cesta grande donde quepan todos o varias cestas pequeñas. Cuando hayas lavado su ropa, déjala sobre su cama para que él se encargue de guardarla.
Debes ser constante y exigirle que arregle sus cosas. De esta manera, lograrás que tu hijo sea ordenado. Si algunos días se lo pides pero otros no, tu pequeño se volverá desobediente y no tomará en serio sus responsabilidades.
Una buena opción para hacer que tu hijo sea ordenado es darle premios y recompensas. Él responderá positivamente ante una recompensa por su buena actitud. pero no todo el tiempo le debes de dar premios el por si solo tiene que saber cuales son sus responsabilidades y lo que tiene que hacer sin necesidad de un regalo pues el orden y  la disciplina es algo primordial en la vida

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