lunes, 26 de mayo de 2014

las cosas basicas del bebe como ahorrar



Las cosas básicas que necesitas para el bebé pueden salir caras. como ahorrar y economizar

1. Leche de fórmula
La leche es uno de los gastos más importantes. Muchas mamás se sorprenden al enterarse del precio de cada bote y la rapidez con que se gasta.

Cómo ahorrar: Amamanta a tu bebé durante tanto tiempo como te sea posible. Si no estás amamantándolo, elige fórmula en polvo, que cuesta menos que la leche lista para usar o el concentrado líquido. Compra leche en lugares de mayoreo o en línea y suscríbete a las páginas web de los fabricantes de leche infantil para recibir cupones de oferta.

2. Pañales
Los pañales representan un gasto caro y prolongado. No solo necesitas varios pañales al día desde el nacimiento, sino que los usarás por lo menos hasta que tu hijo tenga ya 2 años de edad. Y probablemente tendrás que utilizar pañal nocturno durante uno o dos años más.

Cómo ahorrar: Aparte de utilizar pañales de tela y lavarlos tú misma, la mejor manera de ahorrar en pañales es comprarlos en grandes cantidades en tiendas de mayoreo o incluso en páginas de Internet. Suscríbete a las páginas de los fabricantes de pañales para conseguir cupones, y cuando estén de oferta en una página web o en una tienda compra varias cajas, teniendo en cuenta el desarrollo de tu bebé.
3. Cuidado infantil
Tanto si regresas a trabajar después de tener a tu bebé como si te quedas en casa, habrá muchos momentos (una visita médica para ti, reuniones con maestros de tus otros hijos, una salida nocturna con tu esposo, etc.) en que necesites que alguien cuide del bebé en tu ausencia.

Cómo ahorrar: Si necesitas cuidado diario durante la jornada laboral, la solución más económica es pedirle a un familiar o a un amigo que te cuiden a tu bebé. Otras alternativas serían compartir la niñera de tus vecinas, amigas o hermanas, o buscar un centro de cuidado infantil en un hogar, que suele ser menos costoso que una guardería.

Cuando solo necesites cuidado infantil en algunas ocasiones, túrnate con una amiga o vecina de confianza para cuidar a los niños o contrata a una estudiante responsable.

También puedes intentar alternar horarios de trabajo con tu pareja para que uno de los dos permanezca con el pequeño al menos parte del tiempo. Finalmente, averigua si tu compañía ofrece algún tipo de compensación por los gastos de cuidado infantil de los empleados.

4. Equipo para el bebé
Cada año salen nuevos productos para mantener a los bebés entretenidos y relajados. Son muy atractivos y, si te descuidas, terminarás con una colección de columpios, hamacas e incluso cunas (la de casa, la portátil que llevas a casa de la abuela...) que en pocos meses ya no te servirán.

Cómo ahorrar: Cómprate los artículos básicos (un buen asiento de seguridad para el auto, una carreola o cochecito, un lugar para dormir) y espera para comprar lo demás. Puedes probar cosas que ya tienen otras mamás que conozcas antes de comprarlas, como un centro de actividades o un columpio, para ver si le gustan a tu bebé.

Aunque es recomendable comprar un asiento de seguridad nuevo para el auto, pide otras cosas prestadas o cómpralas en páginas de Internet comunitarias (como las de grupos o clubs de mamás, por ejemplo), ventas de garaje y en tiendas de segunda mano. Muchas mamás venden productos que sus bebés apenas han usado y que están prácticamente como nuevos, así que aprovecha para ahorrarte unos centavitos.

5. Ropa
La ropa es necesaria pero muy perecedera. No solamente les queda pequeña rápidamente, sino que los cambios de estación acortan aún más su periodo de utilización. Si añadimos lo que las mamás, y también los papás, disfrutan comprando trapitos de última moda para sus bebés, el gasto excesivo está casi asegurado.

Cómo ahorrar: Es probable que te regalen mucha ropita ya sea en las fiestas de baby shower o de bienvenida del bebé. Así que quizás no tengas que comprar muchas prendas para los primeros meses de vida de tu pequeño. Después de eso, puedes pedir ropa de segunda mano a familiares y amigos. También puedes conseguir cosas poco usadas en tiendas de segunda mano, páginas de Internet comunitarias (como las de grupos o clubs de mamás, por ejemplo) y en ventas de garaje.

Busca ofertas en las tiendas y en línea. Y por último, no descartes la ropa que tenga una mancha rebelde, ya que recuerda que puedes usar un quitamanchas y volver a usar la prenda.
6. Comida
 
La comida es uno de los gastos necesarios y prolongados donde, sin embargo, puedes intentar ahorrar mas. Sobre todo en sus primeros años de vida, los bebés no necesitan mucha cantidad de comida, y los alimentos que deben comer no son los más caros.

Cómo ahorrar: Si es posible, haz tu propia comida para tu bebé. Una trituradora eléctrica de mano o una licuadora son una buena inversión. Es muy posible que a tu bebé le guste más la comida casera que la que compras preparada, y a menudo puedes hacer comidas de bebé con los sobrantes de la comida familiar. Si esta opción no te funciona porque estás demasiado ocupada para dedicar un tiempo extra a la cocina, puedes buscar cupones para que no te salgan tan caros los botecitos de comida infantil.

7. Juguetes, libros y películas
¿Alguna vez has sumado lo que te costó cada uno de los juguetes que vas recogiendo de la sala o de la habitación, sin saber ya dónde guardarlos? Muchas salidas a la tienda terminan con la compra de un juguete, y el gasto acaba acumulándose tanto como las muñecas, autos o animales de peluche que compraste.

Cómo ahorrar: Deja que tu niño juegue con cosas de la casa que sean seguras. Los utensilios de cocina, como por ejemplo un batidor manual de alambre, son muy atractivos para los niños. Compra libros de segunda mano, saca cuentos de la biblioteca pública o pide a una amiga que te pase cosas usadas. Otra cosa que puedes hacer es iniciar un programa de intercambio de juguetes entre amigas o vecinas que tienen bebés de una edad similar.

¿Qué necesitas para el primer año de tu bebé? Aquí te ofrecemos una lista de los artículos esenciales que te ayudarán a vestir, transportar y alimentar a tu bebé. También te servirán para proporcionarle un lugar seguro para dormir y explorar.

Ropa

Para el uso diario compra ropita suave y holgada para que tu bebé pueda moverse y explorar cómodamente. Trata de invertir un poco en ropita de calidad. Además de que te durará más, es mejor para la piel sensible del bebé, puesto que están hechas de materiales suaves y sus costuras son finas. Algunas prendas ásperas pueden irritar la piel del bebé.

También es recomendable que compres tallas grandes. No te imaginas lo rápido que crecerá tu bebé. Cómprale tallas de al menos tres meses más de su edad.

Trajecitos de una pieza: ¡Mete a tu bebé en uno de estos trajecitos y listo, ya acabaste de vestirlo! Busca mamelucos o pijamitas que se cierren al frente con broches de presión que bajan por toda la pierna. Cuando tu bebé empiece a gatear, puedes comprarle overoles de mezclilla, ya que son muy resistentes.

Prueba los broches de presión para cerciorarte de que no se abran fácilmente, para que no tengas que estar abrochándole los pantalones una y otra vez, lo cual puede ser frustrante. Trata de comprar ropita que se abra en la parte de abajo para que puedas cambiar los pañales con facilidad.

Camisetas: Busca camisetas de algodón con broches de presión en el cuello para que se deslicen fácilmente sobre la cabeza de tu bebé. Muchas mamás prefieren las de una sola pieza que se abrochan en la entrepierna.

Pantaloncitos tipo mallas o pantalones sin botones ni cierres (cremalleras): Una de las ventajas de las prendas separadas es que las puedes cambiar sin necesidad de ponerle a tu bebé otro atuendo completo. Además los materiales suaves y elásticos serán más cómodos para tu bebé.

Suéteres y sudaderas: A la mayoría de los bebés no les gusta que les quiten la ropa por la cabeza, así que mantén al tuyo abrigado con un suéter o saquito que se abroche al frente.

Gorros o guantes (mitones) para bebé: Tu bebé necesitará un sombrero de ala ancha para el sol en el verano y un gorro calientito que le cubra las orejas para el invierno. Busca gorros que se aten debajo de la barbilla, para que no se caigan fácilmente. Los mitones o guantes para bebé tienen forma de bolsas, lo cual resulta muy práctico al ponerlos y quitarlos.

Calcetines o botitas: Necesitarás muchos calcetines para cuando el bebé esté en casa y algunas botitas para cuando salga. Asegúrate de que las botitas puedan asegurarse bien para que no se le caigan.

Zapatos: Los zapatitos de niño son encantadores, pero en realidad resultan más un estorbo que una ayuda mientras aprenden a caminar. Cuando tu nene dé sus primeros pasos, ve a una zapatería que se especialice en calzado para niños para que te recomienden zapatitos cómodos para tu bebé así como la talla que debes comprar. Antes de que tu bebé camine, le puedes cubrir los pies con calcetines o botitas tejidas con suelas antideslizantes.

Transportación

Carreola (o cochecito): Necesitarás una forma eficaz de transportar a tu bebé. Antes de comprar una carreola, analiza cuidadosamente tus necesidades específicas: ¿Quieres que tenga un asiento que se recline para que tu bebé duerma sus siestas más cómodamente? ¿Necesitas una que no ocupe mucho espacio en tu auto? Lee aquí todo lo que necesitas saber sobre las carreolas o cochecitos de paseo para bebés.

Asiento de bebé para el auto: Un asiento seguro de bebé para el auto es obligatorio. Busca uno que esté bien acojinado y que sea fácil de meter y sacar del auto. También es importante que sea fácil de limpiar.

Hora de comer

Cuando tu bebé esté listo para comer alimentos sólidos, alrededor de los 6 meses, necesitarás algunos artículos esenciales.

Silla para comer: Es aconsejable que establezcas un lugar definido donde tu nene coma. No tienes que comprar una de esas sillas altas para comer, aunque la charola que se incluyen en éstas puede hacer más fácil la limpieza. Un asiento que se sostiene de la mesa también funciona.

Tacitas de plástico para niños: Estas tazas vienen con tapa y una boquilla para que sea más fácil beber. Y lo mejor es que no se derrama el líquido cuando se caen (antes de comprar una de estas tacitas, fíjate que sea de buena calidad, porque hay muchas que gotean). Al principio, probablemente le será más fácil a tu nene usar las que tienen agarraderas. No compres las que tienen incorporado un popote (o pajita), ya que son difíciles de limpiar y el líquido se derrama con facilidad.

Platito hondo de plástico: Usa un platito hondo para la comida de tu hijo, de preferencia uno que tenga copas de succión debajo para que tu pequeño no lo tire al suelo.

Cucharitas cubiertas de goma: Una cucharita cubierta de goma es menos dura para las encías de tu bebé y lo suficientemente pequeña para caber en su boquita.

Biberones: Necesitarás algunos biberones de 8 onzas (o 250 ml). Los recién nacidos por lo general usan los de 125 ml cuando empiezan a tomar cantidades más grandes. También necesitarás tantas mamilas (tetinas) como biberones.

Baberos: Existe una amplia variedad de baberos. Por ejemplo, algunos se meten por la cabeza del bebé y otros se amarran alrededor de su cuello. Si quieres que la ropa de tu bebé se mantenga limpia, es recomendable que uses los que tienen mangas largas (aunque se ven un poco raros). También son muy útiles los baberos de plástico que tienen un bolsillo en la parte inferior, que sirve para atrapar la comida que se cae.

Para dormir

Cuna y colchón: Aunque tu bebé duerma contigo en la noche, necesitará un lugar seguro para dormir durante el día. Necesitarás una cuna sólida, con barrotes que no estén demasiado separados, además de un colchón firme. Para obtener más detalles, lee nuestro artículo donde encontrarás consejos sobre cómo comprar una cuna segura y cómoda para tu bebé.

Ropa de cama: Compra al menos dos juegos de sábanas para cuna para que no te encuentres de pronto con que no tienes sábanas limpias para el bebé. Pero debes dejar las cobijas (mantas) y edredones fuera de la cuna, para reducir el riesgo del síndrome de muerte súbita del bebé (o SIDS en inglés).

Se recomienda que no uses los protectores acolchonados (bumpers) que se ponen alrededor de la cuna y que regularmente se incluyen en el paquete de ropa de cama diseñados para cunas. Existen estudios que demuestran que esos protectores presentan también un riesgo de SIDS.

Pijamas de una pieza o "mantas-bolsas para dormir": Las "bolsas para dormir" como la Sleepsack mantendrán a tu bebé calentito en la noche sin que tengas que preocuparte por si una cobija pudiera cubrirle la cabeza, sobre todo si se mueve mucho mientras duerme.

Seguridad

Necesitarás implementar ciertas medidas de seguridad en tu casa en cuanto tu bebé pueda darse la vuelta, arrastrarse y gatear. A continuación están los artículos que puedes usar para mantener a tu bebé a salvo de los peligros más comunes. No olvides guardar bajo llave todas las medicinas, productos para la limpieza, vitaminas y maquillaje.

Rejas de seguridad: Si tienes escaleras, compra rejas de seguridad para la parte de arriba y la de abajo. Las que se aseguran con bisagras, como las rejas, son las más fáciles de usar. También puedes usar rejas de seguridad para bloquear las zonas de tu casa que puedan contener cosas peligrosas para el bebé.

Protectores de plástico para las tomas de corriente eléctrica: Las tomas de corriente eléctrica que están expuestas son una tentación irresistible para los curiosos exploradores. Mantenlas cubiertas.

Seguros para cajones: Es fundamental que instales seguros a prueba de niños en todos los cajones (gavetas) y armarios que contengan sustancias venenosas o tóxicas, así como objetos de cristal o filosos.

Seguros para las tapas de los excusados (inodoros): Al instalar este tipo de seguro, no sólo mantendrás a tu bebé alejado del excusado, sino también a sus juguetes. Por lo regular estos seguros requieren que oprimas un botón para abrirlos. Los bebés pueden ahogarse en 5 centímetros (2 pulgadas) de agua.

A continuación podrás leer diez útiles consejos que te ayudarán a ahorrar dinero, ya sea para proyectos especiales, la educación de tus hijos, tu jubilación o las emergencias familiares que puedan ocurrir. 

Anota tus gastos durante un mes

Ahorrar dinero no es tan complicado como parece, pero antes de recortar tus gastos, necesitas saber exactamente en qué se te va el dinero.

Para averiguarlo, anota durante un mes tus gastos diarios, semanales y mensuales. Puedes hacerlo en una aplicación móvil o en una libreta que lleves siempre contigo en el bolso. Es muy posible que te lleves una sorpresa.

Una vez que te des cuenta en qué gastas el dinero, puedes decidir qué cosas son necesarias y de cuáles puedes prescindir. Ese café que te compras camino al trabajo o el agua mineral embotellada que sueles beber, pueden llegar a sumar una cantidad considerable al final del año, que te podrías haber ahorrado con un poco de planificación.

Puedes por ejemplo, salir siempre de casa con una botella llena de agua de la llave o comprándote un termo para llevar al trabajo café hecho en casa. Si en tu trabajo cuentan con una máquina para hacer café, otra opción es esperar a llegar a las instalaciones de tu empleo, para tomarte el ansiado cafecito.

¿Y qué tal esa hermosa ropita de bebé que compras con tu tarjeta de crédito? Piensa en los intereses que te cobran cada mes si no pagas la totalidad de las compras. No creas que ya no podrás disfrutar de tu cafecito diario ni vestir a tu bebé con esas fantásticas prendas de moda. ¡Claro que lo puedes hacer! Lo importante es buscar alternativas que te permitan ahorrar. Plantéate el objetivo de gastar un poco menos y ahorrar un poquito más cada mes. Si lo piensas así, a lo mejor tendrás más motivación para evitar los gastos innecesarios.

Págate a ti primero

El secreto para convertir el ahorro en un hábito es darte prioridad a ti. Esto no quiere decir que compres todo lo que te llama la atención, sino que te pagues a ti cada mes al igual que pagas a todos tus acreedores habituales.

Plantéate un objetivo realista a largo plazo y luego “págate” guardando una cantidad de dinero fija en una cuenta de ahorros o de inversiones. Asegúrate de hacerlo el mismo día de cada mes (por ejemplo, cada día 10 del mes). Si te esperas a fin de mes para ver lo que te queda, probablemente te encontrarás con que no te queda gran cosa.

La forma más fácil de hacer esto es programar una transferencia automática de una parte de tu salario, por muy pequeña que sea, desde tu cuenta corriente a una cuenta de ahorros, un fondo de pensiones o una cuenta de ahorro para la universidad de tus hijos. Tu meta es hacer del ahorro un hábito tan arraigado que ya no puedas imaginarte tu vida sin él. Al final de cada mes tendrás la satisfacción de saber que has conseguido proteger tu futuro y el de tu familia un poco más que antes.

Planifica tus transferencias por etapas

La mayoría de los fondos de pensiones, como el IRA (siglas en inglés de Individual Retirement Accounts o Fondos Individuales de Pensiones), las cuentas de ahorro para la universidad u otras opciones para ahorrar, te permiten escoger la fecha para la transferencia automática desde tu cuenta corriente. Planifica estas fechas de modo que sepas que no te van a transferir dinero el mismo día a varias cuentas.

Si te pagan cada dos semanas, programa una transferencia cada dos semanas. Si trabajas por cuenta propia y el dinero te llega de forma irregular, planifica dos fechas en mitad del mes, cuando no sueles pagar la mayoría de tus cuentas.

Reduce tus deudas

Liquidar tus deudas es una de las mejores formas de ahorrar dinero, porque el interés que pagas en la mayoría de los préstamos (especialmente en las tarjetas de crédito), es mucho más alto que el que ganas en la mayoría de las cuentas de ahorros. Así que reduce tanto como puedas tus deudas en tarjetas de crédito, préstamos de estudiante, préstamo para comprar el auto y cualquier otra deuda que puedas tener, para poder ahorrar mucho más. La única deuda grande que es razonable tener durante mucho tiempo es la de una hipoteca inmobiliaria.

Conviértete en tu propio agente de préstamos

Cuando acabes de pagar un préstamo, continúa haciendo pagos mensuales, ¡pero a ti! Programa una transferencia automática de la misma cantidad desde tu cuenta corriente a una cuenta de ahorros o a un fondo de inversiones.

Motívate con un objetivo concreto

Decide qué es lo que de verdad quieres o necesitas (un sofá nuevo, un nuevo celular, unas vacaciones) y averigua lo que cuesta. Después márcate una meta realista, por ejemplo, date seis meses para ahorrar lo suficiente. Pon fotos de tu objetivo en el refrigerador o en tu billetera. Cada vez que te entren ganas de comprarte unos zapatos nuevos o comprarle a tu hijo un juguete más, que realmente no necesita, mira la foto y pregúntate si deseas tanto este capricho como el objetivo para el cual estás ahorrando.

Abre una cuenta de ahorros que no puedas tocar

Ahorra para gastos más grandes, como el enganche de una casa o un auto, abriendo certificados de depósito. Estas cuentas bancarias no suponen ningún riesgo y ofrecen una tasa de interés más alta que las cuentas de ahorros normales, pero el dinero debe permanecer en el certificado de depósito durante un periodo de tiempo determinado (si lo sacas antes de tiempo, has de pagar una penalización). De esa forma, no puedes tocarlo cuando te entra la tentación de comprarte algo que no necesitas de verdad.

Llena un frasco con monedas sueltas

Pon un frasco grande y de boca estrecha (para que no puedas meter la mano) en un lugar bien visible, y vacía allí cada noche las monedas que llevas en la billetera. Cuando el frasco esté lleno, puedes hacer paquetitos tú misma (en los bancos te darán los papeles para envolver las monedas) o usar las máquinas de contar cambio que se encuentran en algunos supermercados, para que te cambien las monedas por billetes. Al cabo de unos meses, este dinerito puede bastar para pagar un regalo de Navidad o la membresía en un gimnasio, por ejemplo.

Ahorra los ingresos extras

Cada vez que recibas una cantidad de dinero extra, por ejemplo, una devolución de los impuestos, un pago que se había retrasado mucho, un bono en el trabajo o un regalo monetario, ingrésalo en tu cuenta de ahorros. O, si tienes deudas, úsalo para pagar tus tarjetas de crédito y préstamos, o para hacer un pago extra a tu hipoteca (al dinero capital, para que se reduzca la cantidad de interés que pagas a lo largo de los años).

Estás tratando de reducir el presupuesto familiar? Quizás no puedas reducir el gasto de la hipoteca o el alquiler de un día para otro, pero sí que puedes gastar menos en comida con estas ideas para comprar más por menos.

Al ir a la compra

1. Ve a la tienda sola… y después de comer
Para evitar las compras impulsivas, ve al supermercado sin hambre y sin niños. Así no te entrarán tantas ganas de comprar comida porque parece apetitosa, y tus hijos no te distraerán pidiéndote todo lo que les llama la atención. Al estar tranquila, podrás comparar precios y limitarte a comprar lo que está en tu lista de la compra.

2. Entiende cómo funcionan las tiendas¿Has notado que a menudo los productos esenciales, como los pañales, están al fondo de un supermercado? Así te fuerzan a pasar frente a muchos productos que no necesitas para que te entre la tentación de comprarlos. Estas sencillas estrategias te ayudarán a ahorrar:
Anda deprisa hacia el área donde está lo que necesitas sin distraerte por el camino.
Piensa dos veces si de verdad necesitas los productos que están “de oferta” en los extremos de cada pasillo. Muchas veces no ofrecen verdaderos ahorros.
Revisa los precios de los productos que están en los estantes más bajos y compáralos con los que están al nivel de tu mirada, que pueden ser más caros.
Intenta no comprar los productos que están junto a la caja registradora, porque la mayoría salen caros. Las galletas cuestan mucho más en paquetes pequeños y las revistas son más baratas si te suscribes que si las compras de una en una.
3. Compra marcas genéricas o de la propia tienda
Muchas cadenas de supermercados ofrecen productos de su propia marca que son iguales a los de otras marcas mucho más caras, exceptuando el paquete. Si es un alimento, comparar las etiquetas con información nutricional te dirá si hay diferencias importantes.

4. Fíjate en el precio por unidad
Al comparar productos, fíjate en el precio por unidad si es que lo dan (por ejemplo, cuánto cuesta el producto por kilo o cualquier otra unidad medida). Así sabrás lo que te sale más barato, independientemente del tamaño o forma del paquete. Compra el producto que te ofrece más por menos.

5. Utiliza cupones y tarjetas de descuento
Muchas tiendas ofrecen tarjetas con descuentos especiales que también te pueden ahorrar dinero, así que asegúrate de preguntar si la ofrecen en las tiendas en las que compras habitualmente. Revisa los anuncios en periódicos o en los folletos de tu supermercado habitual para recortar cupones de descuento y mantenlos en tu coche o en tu bolso bien organizados, para tenerlos siempre a la mano cuando los necesites.

6. Compra al por mayor
Aunque no tengas una familia muy grande, comprar al por mayor te va a ahorrar dinero si sigues estos consejos:
  • Lleva una lista de la compra para no acabar comprando una televisión o un paquete con 200 lápices que realmente no necesitas, simplemente porque estaban a muy buen precio.

  • Compra productos que no se estropean y que sabes que vas a usar con seguridad, por ejemplo, papel higiénico, productos de limpieza, pañales y comida en lata.

  • Si compras productos perecederos, como por ejemplo, bandejas grandes de pollo o filetes, al llegar a casa, sepáralos en paquetes más pequeños y congélalos.

  • Comparte las compras y la cuenta con otra familia, así ambas se ahorrarán tiempo y beneficiarán de mejores precios sin acumular un exceso de productos.

Al planear tus compras

1. Planea menús con productos de temporada
Si planeas tus menús basándote en productos de temporada en tu área te ahorrarás el precio extra de los productos importados. Si vas a comprar una vez a la semana, utiliza los productos frescos en los primeros días y escoge recetas basadas en productos no perecederos para finales de la semana.

Si tienes que tirar a menudo verduras y frutas que se han estropeado, considera comprarlos en lata o congelados. Cuando los han empaquetado durante la temporada punta y no han añadido sal ni azúcar son igual de nutritivos, y el hecho de que no se estropean a la larga te puede ayudar a ahorrar.

2. Planea menús semanales
Planear lo que vas a cocinar toda la semana te ayudará a elaborar una lista de la compra más precisa y a evitar las compras impulsivas y caras de última hora.

3. Aprovecha las sobras
Haz pollo asado para la cena del lunes, utiliza unos trozos de la carne para hacer una ensalada el martes, y el miércoles añádele lo que quede a unas verduras para hacer un guiso o una sopa.

El pan seco se puede transformar en pan rallado para rebozar. Un plátano muy maduro se puede batir con yogur y fresas para hacer una bebida deliciosa y nutritiva. Los restos de verduras se pueden usar en sopas y la pasta que sobró de la cena puede solucionarte la comida de tu hijo pequeño al día siguiente.

4. Cultívalo tú
Las hierbas frescas son bastante caras y la mayoría de las recetas solo requieren una pequeña cantidad, por lo que a menudo acabas tirando el resto del manojo cuando se ha pasado. ¿Por qué no pruebas a plantar unas macetas con hierbas en la repisa de la ventana de la cocina? Cuando necesites tomillo, perejil, cilantro o romero, te bastará con arrancar unas ramitas y, entre tanto, te alegrarán la cocina.

Si tienes jardín, un balcón o un patio, puedes utilizar macetas más grandes para plantar tomates o lechugas, que además de prácticas son muy ornamentales. Con un poco de agua y sol, tendrás un jardín muy bonito y más dinero en tu cartera.

5. Disfruta de cenas románticas en casa
Si estás deseando pasar una velada romántica con tu pareja, pero te asusta la cuenta del restaurante, con un poco de imaginación y preparación, la puedes hacer en casa. Después de dormir al bebé, prepara una cena especial, enciende unas velas, apaga las luces y disfruta de un rato tranquilo con tu pareja. Lo que te ahorres en niñera lo puedes gastar en algunos ingredientes especiales.

Al cocinar

1. Cocina y congela
Haz cantidad doble de las recetas que se congelan bien como lasaña o cocido y guarda la mitad para otro día. Es más barato comprar ingredientes en cantidades grandes, así que ahorrarás dinero, además de tiempo. (Lee aquí más consejos sobre cómo congelar la comida).

2. Hazlo tú misma
Un pastel hecho en casa es mucho más barato que si lo compras en la pastelería. Las salsas preparadas son mucho más caras (y generalmente menos sanas) que ponerle a la ensalada un chorrito de aceite y vinagre. Puedes batir la comida familiar para preparar deliciosas papillas para tu bebe, que son mucho más económicas que los botecitos comerciales.

Eso no quiere decir que tienes que hacer absolutamente todo tú, hay productos preparados como la mayonesa, que pueden salirte mejor de precio, pero por regla general, cocinar te ahorra dinero.

3. Come menos carne
La carne suele ser lo más caro de la compra y además los nutricionistas insisten en lo importante que es comer verduras. Si introduces algunas recetas vegetarianas en tu repertorio gastarás menos y tendrás una dieta más nutritiva.

Recorta gastos superfluos

¿Puedes encontrar un servicio más barato para tu teléfono celular o para el acceso a Internet? ¿Te ayudaría refinanciar tu casa o los pagos de tu auto? ¿Puedes cancelar el servicio de llamadas a larga distancia y hacerlas usando tarjetas prepagadas? ¿Aprovechas de verdad la membrecía en un gimnasio, o podrías hacer ejercicio simplemente caminando o jugando baloncesto en un parque público? Podrías considerar mantener sólo un vehículo para todo la familia y ahorrar en seguro, gasolina y reparaciones. Y pregúntale a tu compañía de la luz y de gas cómo puedes reducir tus pagos. A veces basta con bajar un poco el termostato del calentador, o instalar salidas de agua más reducidas y eficaces en llaves y duchas.

Vigila tus tarjetas de crédito

Si los pagos a las tarjetas de crédito se comen una buena parte de tu presupuesto mensual, trata de consolidar tus deudas o de conseguir un interés más reducido. (Encontrarás muchos consejos para reducir tu deuda en tarjetas de crédito aquí.)

Planea vacaciones baratas

En lugar de ir a un hotel puedes viajar con otra familia y alquilar una casa. Suele ser más barato y además les permite cocinar y ahorrarse el gasto de restaurantes. Otras ideas: viaja cerca para evitar tomar un avión. Lleva contigo una heladera portátil con sandwiches, bebidas y otros refrigerios, para no tener que almorzar siempre en restaurantes. Vete de camping.

Monta una cooperativa

Monta una cooperativa culinaria con tus vecinos y amigos: cada familia cocina la cena para las otras dos o tres familias un día a la semana. Esto ahorra tiempo, crea un sentimiento comunitario e introduce a los niños a mayor variedad de comidas. Además ahorra dinero porque es más barato comprar comida en cantidades grandes (¡sin que eso signifique comer lo mismo dos semanas seguidas!)

Una cooperativa para cuidar niños también es buena idea. Puedes intercambiar con unos amigos que vivan cerca el cuidado de los niños: una tarde o noche cuidas tú a todos y la otra, ellos cuidan a todos. Así te ahorras pagar una niñera y, además, te quedas tranquila sabiendo que dejas a tus hijos con alguien de toda confianza.

Evita comer fuera

La familia media en Estados Unidos come en restaurantes cuatro veces a la semana, lo cual se lleva una buena parte de su presupuesto. Puedes ahorrar mucho dinero con algunos ajustes que no son demasiado difíciles. Llévate tu almuerzo al trabajo cada día. Los fines de semana, prepara un picnic para comerlo en un parque o en la playa. Llévate merienda cuando visites el zoo o cuando vayas a un parque en lugar de comprarla en la cafetería. Compra un termo individual para llevarte café de casa en lugar de comprar todos esos cafés tan de moda pero tan caros (¡una lectora de BabyCenter calculó que al romper el hábito que tenían ella y su esposo de comprar cafés en cafeterías diariamente ahorraron 2.000 dólares al año!)

Encuentra diversiones más baratas

Ve al cine por las mañanas, alquila películas en lugar de ir al cine, o pídelas prestadas en tu biblioteca local para que te salga absolutamente gratis. Considera si realmente necesitas televisión por cable cuando puedes alquilar tus películas y series favoritas en DVD.

También puedes ahorrar mientras pasas un rato divertido con tu familia si organizas una noche de juegos de mesa cada semana (en lugar de salir a un cine o a cenar), o si preparan juntos tarjetas de felicitación o incluso regalos en lugar de comprarlos.

Compra inteligentemente

El mayor gasto mensual es la comida, pero hay muchas formas de reducirlo. Puedes comprar al por mayor, usar cupones y tarjetas de descuento. Encontrarás muchas ideas más en nuestro artículo para llenar más tu cesta de la compra con menos dinero

Para ropa, equipo del bebé, muebles y productos similares, visita tiendas de segunda mano o utiliza páginas web que venden cosas usadas. En las tiendas mismas, puedes pedir que te vendan los muebles o electrodomésticos que están en el escaparate o en la propia tienda como modelo. Seguro que ni siquiera notarás una rascadita en la cabecera de la cama una vez la tengas instalada en tu dormitorio, pero ese pequeño desperfecto puede reducir mucho su costo.

También puedes frecuentar las escuelas de cosmética y peluquería, en lugar de ir a un peluquero muy caro. En muchas escuelas ofrecen servicios como cortes de pelo o tratamientos faciales a precios muy reducidos.

Controla tu presupuesto

Deposita de antemano en un sobre o en una cuenta bancaria el dinero que sabes que vas a necesitar para gastos fijos. Por ejemplo, puedes decidir que vas a gastar X cantidad de dinero cada mes en comprar comida y dividir esa cantidad en cuatro sobres con cantidades iguales cuando cobres tu sueldo. Así, cuando vas a comprar llevas ese sobre y es más fácil que te ajustes a tu presupuesto y minimices tus gastos si ves que te estás sobrepasando. Puedes hacer lo mismo con otros gastos, por ejemplo, el dinero designado para diversiones. Si a mediados de mes ves que ese sobre está quedándose sin nada, podrás enfocarte las últimas dos semanas en diversiones gratis como ir a la bilioteca o a un parque, o invitar a tu casa a los amiguitos de tu hijo para que disfruten sin gastar un centavo.

También puedes usar ese sistema con gastos grandes como la hipoteca, la luz o los impuestos por bienes raíces. Calcula lo que te cuestan cada año, divídelo entre doce y abre una cuenta bancaria sólo para estos gastos. Cuando cobres tu sueldo, ingresa inmediatamente en esa cuenta la cantidad que necesitarás ese mes para pagar estos gastos. Así nunca te encontrará sin fondos a la hora de pagar una cuenta grande como los impuestos.

Dedica tiempo

Crear y mantener un presupuesto, buscar las mejores ofertas, recortar y organizar cupones de descuento, cocinar, dibujar tarjetas de cumpleaños y otras actividades similares lleva tiempo. Pero cuando veas los ahorros que se van acumulando en el banco y sientas el alivio de llegar a fin de mes sin apreturas, posiblemente concluyas que merece la pena el esfuerzo.

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