Cómo ayudar y enseñar a compartir a los niños
Una de las habilidades más difíciles de enseñar es la de compartir
Los niños no son egoístas por naturaleza. El egoísmo también se aprende. ¿Cómo enseñar a los niños a que hagan lo que muchos de nosotros todavía no lo hemos aprendido? El compartir es una de las habilidades sociales más difíciles de enseñar a los hijos. Requiere tiempo y práctica. Los bebés demuestran habilidades sociales desde el día que nacen.
¿Nacen los niños egoístas? Los niños no nacen con el egoísmo, ese sentimiento se desarrolla posteriormente y por ello es muy importante el ayudar a los niños a compartir.
Para esto debemos tomar en cuenta la edad del niño. El aprender a compartir es algo que se desarrolla lentamente. Durante los primeros años de edad se resisten a prestar y compartir sus pertenencias porque apenas empiezan a entender que algo es suyo, inician a sentir que algo les pertenece, el sentido de propiedad es un nuevo despertar. El no compartir es una manera de marcar su territorio, ellos están entendiendo que tienen sus cosas, que son importantes y sienten que son el centro del universo. Todavía no tienen el concepto que si prestan algo que es suyo se lo devolverán, por el contrario ellos creen que si lo prestan ya lo perdieron y no lo volverán a ver.
A partir del año y medio a los dos años empiezan a desarrollar su identidad, ya reconocen sus cosas: “esto es mío, mi juguete, mi casa”. Inclusive muchas veces llegan a demandar como suyo algo que no lo es, por lo que hay que ponerles límites y decirles, esto es mío, esto es tuyo con el fin de que aprendan a diferenciar y que no todas las cosas le pertenecen.
En el primer año de edad no se les debe obligar a compartir. No le preste sus juguetes a nadie sin antes preguntarle, pues esto lo hará sentirse inseguro y posteriormente le costará prestar sus cosas.
Cuando se presente alguna situación o pelea con su hermano o amigo, una manera de ayudarlos es desviar la atención sobre otro juguete, interesándolo en otras cosas. Por ejemplo: “tu hermano está usando tal cosa, vení vos y jugá con esto otro”. En esta edad es mejor que cada uno tenga sus juguetes pues ellos todavía no tienen la capacidad de expresar lo que desean.
A los 2 años ya están más dispuestos a compartir pues el jugar con otros niños les empieza a llamar la atención. El que usted juegue con él y que él vea que pueden jugar juntos, compartiendo, es una gran ayuda pues irán entendiendo que no siempre son los primeros y los únicos.
Entre los tres y cuatro años el sentido de tiempo no está interiorizado, el esperar se les dificulta, para esto se puede organizar actividades con otros niños que los obligue a compartir juguetes y situaciones, por ejemplo: rompecabezas, dibujos en conjuntos, disfrazarse.
Antes de que llegue algún amigo a jugar usted le puede preguntar al niño cuales juguetes quiere compartir y cuales no, para guardar éstos. Si surge alguna discusión ayúdelos a que la discutan entre ellos. Una manera de ayudarlos es poniendo turnos y tiempos para que jueguen, o decidiendo a suerte quien usa primero un juguete y quién después, es importante supervisarlos. Si cuando usted le pregunta qué juguetes va a querer compartir y le responde que ninguno, tenga juguetes que sean específicamente para compartir y explíquele. Si su hijo se niega a compartir algún juguete explíquele a su amigo o hermano que él es el que decide prestar sus cosas y que no se le puede obligar. Dígale a su hijo que sería un gesto muy bonito si él decidiera compartirlo. Recuerde que poco a poco irá adquiriendo la capacidad de compartir.
A partir de los 5 y 6 años, ya el tener amigos es parte muy importante, ya entienden que si comparten sus cosas otros las van a compartir con ellos, que el compartir además les ayuda a tener amigos. Cuando su hijo haga tratos para prestar cosas asegúrese que halla entendido las condiciones del mismo.
El compartir es algo que ellos deben ver en los que están a su alrededor, sus padres, sus hermanos. En actividades cotidianas usted puede ayudarles a compartir, por ejemplo:
Un día usted va en el asiento de adelante y el otro día su hermano
"¡No te lo presto!", le grita tu hijo, de entre 3 a 5 años, a su amiguito mientras le quita un juguete. En cuanto los tranquilizas, vuelven a pelear. “¡No!”, grita de nuevo cuando su invitado intenta tocar su colección de piedras. ¿Por qué tu hijo no sabe compartir?
Bueno, sí sabe, pero no es constante. Es posible que pase varias horas al día jugando con otros niños y que sepa esperar su turno a la hora de jugar, incluso puede que esté menos centrado en sí mismo que hace uno o dos años.
Pero aún es impulsivo y no comprende bien el concepto del tiempo, así que esperar mientras su amiguito toma su turno, jugando con uno de sus juguetes favoritos, le puede resultar un reto. Por otro lado, a muchos niños en edad preescolar les encanta hacer dibujos para sus maestros, hacer regalos para papá y mamá, y compartir la merienda con los amiguitos.
Para los niños de dos años, todo les pertenece y lo suyo es suyo y de nadie más. No es egoísmo, sino una fase de su desarrollo. Tienen que aprender a compartir. Te damos seis reglas de oro que siempre funcionan.
El problema es que el niño de 2 años aún no sabe muy bien dónde están los limites
Para él, desprenderse del trenecito rojo, la pelota hinchable o el oso de peluche significa perder una parte de él mismo. ¡Imposible hacerlo tan fácilmente!
Además, a los dos años, lo que no está no existe: por eso le cuesta tanto comprender que las cosas que se prestan vuelven más tarde a su dueño. Y ponerse en el lugar del otro tampoco es su punto fuerte.
A esta edad, los niños están aprendiendo que es agradable regalar y que es divertido compartir con los amigos, así que puedes enseñarle a compartir, animándole a ser generoso y disuadiéndolo con dulzura de comportamientos e impulsos menos altruistas.
Qué hacer Haz que compartir sea divertido. Enséñale juegos de equipo en los que varios jugadores trabajan juntos para alcanzar una meta común. Haz rompecabezas con él, tomando turnos para añadir piezas, por ejemplo. Comparte proyectos: planta hierbas aromáticas en macetas, pinta una puerta o lava el auto con él. Y por último, dale cosas para compartir con sus amigos de vez en cuando, como una merienda especial o calcomanías (pegatinas).
No castigues su resistencia a compartir. Si le dices a tu hijo que es egoísta, lo disciplinas cuando no comparte o le obligas a compartir un juguete favorito, harás que tenga resentimiento, no generosidad. Para fomentar la generosidad, utiliza el refuerzo positivo en lugar de un castigo y ten en cuenta que está bien que tu hijo no comparta determinadas cosas. A medida que crezca, irá aprendiendo que compartir con sus amigos, los cuales serán cada vez más importantes para él, es más divertido que guardárselo todo para sí mismo.
Habla con él. Cuando los niños peleen por un juguete, ayúdalos a descubrir qué pasa en realidad. Si un amigo no presta algo, explícale a tu hijo cómo se puede sentir su amiguito. Por ejemplo: “A Pedro le gusta mucho ese juguete y por ahora no quiere que nadie más juegue con él”. Ayúdale a expresar también sus sentimientos. Cuando no se muestre generoso, pregúntale qué le pasa. Quizá descubras que en su escuela no hay muchos trenes para compartir, o que tiene un apego especial a su oso de peluche porque se lo regaló el abuelo.
Enséñale a resolver problemas. Si tu hijo no suelta el juguete que su amiguito quiere, lo más seguro es que esté pensando “O él o yo”. Seguramente, el concepto de compartir el juguete ni tan siquiera se le haya ocurrido. Anímalo a que tome turnos con el juguete (prueba a usar un reloj con alarma para marcar el turno de cada niño). Explícale que compartir no es lo mismo que regalar y dile que si comparte sus juguetes con sus amigos, será más probable que ellos compartan los suyos con él.
Prepáralo de antemano. Antes de que sea hora de jugar, pregunta a tu hijo si hay algo que prefiere no compartir, y guarda esos juguetes especiales. Luego pregúntale con qué cosas le gustaría jugar con sus invitados, como arcilla para modelar, material para dibujar, bloques de construcción y juegos deportivos. Eso le ayudará a prepararse mentalmente para el momento de compartir cuando llegue su invitado. Pide que su amiguito traiga un juguete o dos también, ya que tu hijo puede ser más generoso si no es el único que tiene que compartir sus cosas.
Respeta las cosas de tu hijo. Si tu hijo siente que su ropa, sus libros y sus juguetes no son bien tratados, es poco probable que los preste, ni tan siquiera por un rato. Pídele permiso antes de tomar prestados sus lápices de colores y dale la opción de decir no. Asegúrate de que sus hermanos, amigos e incluso la niñera también respetan sus cosas, preguntando si las pueden usar y cuidando de ellas cuando las tomen prestadas.
Predica con el ejemplo. La mejor manera de que tu hijo aprenda a ser generoso es que sea testigo de la generosidad. Comparte tu helado con él. Ofrécele tu bufanda para que juegue con ella como si fuera la capa de un superhéroe y pregúntale si puedes probarte su gorra nueva. Usa la palabra compartir para describir lo que estás haciendo y no olvides enseñarle que las cosas intangibles (como sentimientos, ideas e historias) también se pueden compartir. Y lo más importante: déjale que te vea a ti dar y tomar, llegar a acuerdos y compartir con los demás.
Al escuchar la voz de su madre, al voltear la cabeza para seguirla, los bebés están estableciendo un lazo social con su entorno. Luego, cuando empiezan a jugar con sus iguales ellos estarán desarrollando habilidades sociales que serán positivas o no dependiendo de las relaciones que tengan con sus padres, familiares, cuidadores y maestros.
¿Qué hacer para lograr que los niños compartan?
Los niños con habilidades sociales positivas tienen una mayor probabilidad de salir adelante en la escuela y también en la vida. Por eso es tan importante enumerar estas habilidades sociales positivas:
- Jugar bien con los demás
- Sentirse a gusto en su ambiente
- Compartir, colaborar y cooperar
- Respetar su turno en las actividades
- Identifica y expresa sus sentimientos
- Se preocupa con los demás
Una de las habilidades más difíciles de enseñar es la de compartir. Aunque puedan aprender a compartir desde muy pequeños, la mayoría de los niños sólo estarán preparados para compartir juguetes y otros materiales a partir de los cuatro o cinco años. Antes de eso puede que no estén listos para compartir.
1- Los grupos de juego y los encuentros para jugar con los amiguitos son formas populares usadas por las familias para que los niños tengan la oportunidad de estar en compañías de otros niños de su misma edad;
2- No se puede obligar a un niño a compartir. El niño tiene que estar preparado. Y para eso debe ser estimulado por sus padres, familias, y educadores. La mejor forma de educar a los niños a que sepan compartir es con el ejemplo. Deje que tu hijo te vea compartir regularmente.
3- La utilización de palabras que estimulen y motiven a los niños a compartir también es importante. Cuando el niño deje que otro niño toque sus juguetes, felicítale diciéndole que él es muy bueno, tiene buen corazón y sabe ser amigo.
4- Aprovecha situaciones en que exijan compartir para enseñar a tu hijo a hacerlo. Por ejemplo: Si tenéis un trocito de tarta en casa, enséñale que deben compartirlo entre todos. Pide a tu hijo que lo haga. Él se sentirá partícipe de tu buena actitud. Si algún otro niño visita a vuestra casa, pide a tu hijo que comparta con el niño su habitación , juguetes, un juego, o libros
5- Fomenta el juego en grupo con su hijo. Además de compartir él aprenderá también a colaborar, a expresarse, y otras habilidades sociales.
6- No compare a tu hijo con otros niños. No todos los niños se desarrollan al mismo ritmo. Las habilidades sociales duran toda una vida y crecen a medida que nosotros mismos crecemos.
Siempre debemos respetar la decisión de nuestro hijo. Si no quiere prestarlo, no se presta, que para eso es suyo. Es posible que en algún momento quiera jugar con algo que pertenece a otro niño y ese puede ser un buen momento para que entienda un poco el significado de pertenencia al decirle que no es suyo, que quizás el niño se lo deje y que debemos preguntarle a ver si se lo quiere dejar. Esta es la primera semillita para que vea que se puede jugar con las cosas de los demás si te lo dejan y que, por lo tanto, los demás pueden jugar con tus cosas, si se las dejas.
En cualquier caso, la última palabra siempre la tiene él y nosotros debemos hacer el papel de dinamizadores cuando sea posible (a veces si no quiere dejar la pelota a otros niños se puede intentar hacer algún juego en el que todos participen).
6 reglas de oro para enseñar a tu hijo a ser generoso
1.-jugar con otros niños. En la interacción con los demás, el pequeño aprende que a veces hay que ceder, y así se da cuenta de que compartir no es tan malo.
2.- Dar ejemplo. Ser generosos entre nosotros y verbalizarlo: «Un caramelo para mamá, otro para papá y otro para ti» (luego él repetirá esta escena con otros niños). Acostumbrarnos a negociar y a intercambiar en vez de imponer.
3.- Expresar lo que siente. Los sentimientos del niño a veces necesitan nuestra traducción: «Sé que estás enfadada porque Eva ha cogido tu lápiz morado, a las dos les encanta ese color, pero puedes pintar con el resto; cuando ella acabe, te lo dejará».
4.- No criticarle. Recriminarle con calificativos negativos («Eres un egoísta», «Sólo piensas en ti», «Eres un niño muy malo»...) sólo conduce a que la etiqueta y la conducta le acompañen tristemente durante años.
5.- Distinguir. Dejar claro qué cosas son de todos: el columpio, el sofá, la comida... y qué cosas tienen dueño: las suyas son suyas.
6.- Respetar sus cosas. Hay ciertas cosas que no querrá dejar a nadie y está en su derecho. Nosotros hacemos lo mismo.
Háblales en positivo
Fortalezca su autoestima con el fin de que ellos se sientan seguros de sí mismos
No lo compare ni ridiculice delante de nadie, ni permita que otros lo hagan.
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