lunes, 26 de mayo de 2014

La rutina de sueño de los niños


El sueño de los bebes

Para que nuestros niños se despierten despejados, con ganas de hacer cosas, de aprender, de jugar y de "desayunarse" el día... necesitan dormir las suficientes horas durante la noche y hacerlo de manera continuada. Ese despertar alegre, lleno de saltos y rebosante de energía es muy característico de los niños pequeños.

- Seguir la rutina de ciertas acciones de manera repetida para que sean previsibles para el niño : tomar un baño, ponerse el pijama y zapatillas ,lavarse los dientes, hacer pis, leer un cuento... proporcionarán al niño sensación de comodidad y seguridad.

- La voz de los padres es una buena herramienta para disponer a los niños al sueño: una canción, una oración, un historia repetida todos los días puede tener un efecto calmante.

- A los niños les encanta que un adulto le cuente un cuento en voz alta. Además de relajarle y sentirse acompañado, potencia el gusto por los libros y la lectura.


- Todos los padres deberían dedicar algo de tiempo a hablar con sus hijos antes de acostarse. El día del niño está lleno de nuevas experiencias que estará ansioso por compartir aunque, según la edad, tengamos que preguntarle.

- En el momento de acostarse deben evitarse todas las distracciones en la habitación: el ruido y la luz dificultan el sueño. Para los niños a los que no les guste la oscuridad completa podemos dejarle encendida una luz nocturna de baja intensidad.


- La cama debe ser acogedora, las mantas no deben ser muy pesadas y las sábanas no deben estar demasiado ajustadas. Un besito... buenas noches y felices sueños


A dormir también se aprende de la misma manera que aprendemos a caminar o comer. Y como ocurre al principio de cada aprendizaje de los bebés, hacerlo con soltura costará menos o más a los padres. En los primeros meses de vida del bebé, y hasta que él adquiera hábitos de sueño adecuados a su edad, los padres serán los que determinarán su rutina de sueño. Aunque al principio pueda parecer una misión imposible, establecer rutinas del sueño en el primer año del bebé es cuestión de paciencia y perseverancia.


Mes a mes, el sueño del bebé va adquiriendo hábitos que, si están bien orientados, pueden ayudarle a dormir mejor y más adecuadamente.



El sueño de un bebé recién nacido


Por lo general, los recién nacidos suelen dormir de 15 a 17 horas al día y despertar a cada 2 o 3 horas para comer. Poco a poco, este tiempo se va aumentando. A partir de los dos meses de nacido, los bebés empiezan a dormir más por la noche y a los 3 o 4 meses, casi todos consiguen dormir 5 horas seguidas.


Entre los 4 y los 6 meses de edad es el momento recomendado para empezar a introducir una rutina de sueño Durante el día el bebé ya estará más despierto, se comunica, y ya intuye algo de la rutina que le imponen sus padres. En esta etapa es importante:

1. Que el bebé sepa que la noche es oscura y silenciosa, y que el día es claro y ruidoso.

2. Establecer un horario fijo para el baño, antes de la última toma de leche del día. El bebé necesita sentir que después del baño, le tocará a alimentarse, y luego a dormir. Si se cumple con estos hábitos, el bebé responderá positivamente.

3. Que el bebé lleve ropa adecuada para dormir. Pijama holgado y de acuerdo con la temperatura ambiente.

4. Que el bebé aprenda a conciliar el sueño en su cuna y no en los brazos de sus padres.

5. Que se atienda al bebé cuando llore. Que se sienta seguro.
El sueño de un bebé de 6 a 12 meses

Por lo general, a partir de los 6 o 7 meses, los bebés duermen de 11 a 12 horas al día, más una siesta de una o dos horas. Sus ciclos de sueño se van pareciendo más a los de los adultos. Si todavía el bebé no consigue dormirse solo, éste puede ser un momento idóneo para que los padres pongan en práctica algunas reglas:


1. Utilizar los cuentos infantiles para ayudar a los niños a dormir en su cuna, es un buen hábito a considerar. A estas edades, les encantará estar su propia cuna, con tal de que les cuenten historias o estén o ratito con ellos. Hay cuentos cortos y breves, muy adecuados para esta etapa.

2. Las canciones infantiles puede ser un recurso muy favorable. Tras cantarle algo, se debe despedir del bebé y salir de su cuarto.

3. Un recurso muy positivo para evitar que el bebé llore al despertarse cuando se encuentre solo por la noche, es regalarle un “amiguito”, que puede ser un muñeco, un peluche o algún juguete con el que se sienta acompañado y seguro.

Aunque todos los niños, en especial durante el primer año de vida, se despiertan varias veces por la noche, la mayor parte de ellos vuelven a dormirse por sí mismos. Los que no han aprendido a conciliar el sueño sin necesidad de ayuda, lloran para que acudan sus padres. Son varias las causas de la resistencia al sueño y de los despertares durante la noche.


El 30 por ciento de los niños presenta trastornos del sueño. Las características más frecuentes de este problema son:

- Hasta los cuatro meses, los lactantes se despiertan varias veces durante la noche.

- Entre los 4 y 24 meses despiertan y lloran una o varias veces por la noche.

- En esos momentos se les suele dar comida, atención o entretenimiento

- Suele suceder cada noche

- Es frecuente que suceda desde el nacimiento

- Los padres desean ayudar al niño para que duerma durante la noche.



¿Por qué se despiertan los bebés?


Los malos hábitos de sueño suelen ser la causa principal de que los bebés no duerman bien, no concilien el sueño por la noche o se despierten varias veces. A dormir también se aprende y es responsabilidad de los padres pautar unos hábitos de sueño correctos para que el bebé, cuando llegue su momento, duerma de un tirón, sólo en su cuna y sin llamar la atención de sus padres durante sus despertares nocturnos. Son varias las causas de la resistencia al sueño y de los despertares durante la noche de los bebés y de los niños.


1. Tomas frecuentes durante el día. Muchas madres malinterpretan la alimentación a demanda, como "alimentar al bebé cada vez que llora". El organismo se acostumbra a recibir pequeñas cantidades frecuentes de comida. Muchos de estos niños piden comer durante la noche sólo por acercarse al calor del pecho, a la seguridad materna y a ser cogidos en brazos

2. Amamantar al niño para dormir. Si el último recuerdo que tiene el niño antes de ir a dormir es comer, es posible que mamar o tomar el biberón pueda convertirse en un objeto de transición para él. Por tanto, cuando se despierta puede pensar que no puede volver a dormir sin ponerse al pecho.

3. Acunar al niño para dormir. Acunarle como parte de la rutina para dormir está muy bien. Sin embargo, algunas madres continúan acunándole hasta que se quedan dormidos, incluso cuando no están llorando. En lugar de dormirse por sí mismos, lloran . Como, por costumbre, se quedan dormidos fuera de su cuna, no asocian la cuna con el sueño.

4. Entretenerle durante la noche. El comportamiento de despertar y llorar se hace cada vez más frecuente y si trae consigo alguna ventaja, como pasearle, acunarle, jugar con él o disfrutar de uno de los padres, el bebé se hace dependiente de esta ayuda para volver a dormirse.

5. Incremento de la atención nocturna. Durante una enfermedad aguda, por ejemplo nariz obstruida, o algún cambio en el ambiente de sueño del bebé que afecta a su rutina habitual, por ejemplo un viaje, es posible que los padres incrementan la atención nocturna para acomodar al bebé, luego continúen y acabe acostumbrándose.

6. Miedo de separación. Aparece entre los seis meses y los dos años. Se comprueba durante el día siempre que el niño pierde de vista a su madre o se queda con otra persona. Estos miedos se acentúan con frecuencia a la hora de ir a la cama y durante la noche.

7. Excesivas siestas diurnas. Un bebé sólo puede dormir un cierto número de horas al día. Demasiado tiempo de sueño durante el día puede desvelarle por la noche.

8. Dormir en la misma habitación. Algunos bebés hacen ruido al dormir y, si los padres tienen el sueño ligero, responden a estos ruidos normales del bebé. Además, si puede verles, el bebé tiene un incentivo para continuar intentando despertarles. Dormir en la cama de los padres empeora el problema.

9. Evolución. Los menores de dos meses se pueden despertar dos veces por la noche para mamar. A los tres meses, la mayoría todavía necesita una toma en medio de la noche. A los cuatro meses, el 90 por ciento de los bebés puede dormir durante 8 horas seguidas sin alimentación.

Cuanto mayor es el niño más difícil es cambiar el hábito. Los mayores de un año se resisten con fuerza a cualquier cambio y pueden llorar durante horas. Sin normas, estos niños no comenzarán a dormir durante toda la noche hasta los tres o cuatro años, cuando su jornada diaria es más intensa y, finalmente, les cansa.


La falta de sueño afecta a los adultos y a los niños, también. Al igual que los mayores, los niños también sufren las consecuencias de los trastornos del sueño. No conseguir dormir les puede hacer pasar un día terrible, en familia, entre amiguitos o en la escuela.


La falta de sueño continuada puede alterar el estado de ánimo y las capacidades motoras y cerebrales de los niños. Normalmente, durante el primer año de vida de un bebé, los padres duermen muy poco. Pierden, de media, de 400 a 700 horas de sueño al año, lo que supone un agotamiento constante durante el día. Con frecuencia, algunos padres recurren a una alarma de despertador cada vez más potente, a tomar café constantemente, y al uso de estimulantes, con tal de poder sobrevivir a la somnolencia y al cansancio. Eso acaba por influir negativamente en su trabajo. Lo mismo ocurre con los más pequeños de la casa. La falta de sueño afectará a su actividad cerebral, alterando la memoria, el lenguaje y los procesos de solución de problemas. Los trastornos del sueño infantil pueden dar lugar a problemas de conducta y fracaso escolar.
Problemas de la falta de sueño en los niños





Los niños en edad escolar, que pierden más de 3 o 4 horas de sueño al día de manera continuada, pueden presentar, a corto plazo:

1. Irritabilidad y impulsividad
2. Inquietud
3. Desánimo y decaimiento
4. Cansancio y agotamiento
5. Baja tolerancia a la frustración
6. Déficit de memoria
7. Falta de autocontrol y de atención
8. Bajo rendimiento motor
9. Desmotivación y falta de ánimo
10. Apatía y oposición
11. Disminución del rendimiento escolar
12. Falta de concentración
13. Cefaleas
14. Accidentes, en menor y mayor medida
15. Disminución de los reflejos
16. Propensión a las infecciones
La falta de sueño está relacionada con el fracaso escolar de los niños


Cuando un niño no duerme como debería, es decir, duerme muy poco, es necesario que los padres visiten a su pediatra que, según el caso, seguramente le encaminará a un especialista. Cuanto antes lo hagan, mejor para el niño y para todos. La falta de sueño continuada puede influir seriamente en sus tareas escolares pudiendo, en algunos casos, llevarle al fracaso escolar. Dormir es tan importante como comer para mantener un estado de salud óptimo. Por eso, cuanto antes se solucione, mejor.

Las cefaleas, así como la apatía y el desinterés, suponen un rechazo del niño hacia sí mismo. Es posible que como consecuencia de la falta de sueño, se sentirán desmoralizados, impotentes, frustrados, y con una autoestima baja en el colegio, y ante sus compañeros. Y además, todo eso puede generar una depresión. Ya no sabrán cómo tomarse sus errores ni sus faltas. Se sentirán ausentes, y harán de todo para llamar la atención, interrumpiendo a los demás, mostrándose impacientes y coléricos. Es importante atajar el trastorno del sueño, antes de que el niño sufra por sus consecuencias.

Uno de los momentos más difíciles del día es la hora de acostar a los niños. Es normal que ellos se resistan a dormirse por múltiples razones, ya que desean estar más tiempo con sus padres, o con sus hermanos, viendo la tele, o charlando y contando historias, etc. Pero, cómo ayudar a los niños a dormir bien. A los niños pequeños, hay que educarles en ese sentido para evitar problemas mayores después. Todo dependerá de la habilidad los padres para abordar el tema del sueño infantil y hacer partícipes a los niños de su propia rutina del sueño nocturno.
Sugerencias para ayudar al niño a dormir solo y a la misma hora





1. Establecer una rutina de sueño que incluya un período de tranquilidad antes de la hora de dormir.

2. Evitar o reducir al mínimo el acceso a la televisión o a los videojuegos antes de dormir.

3. Establecer un horario para dormir todos los días, que ayudará al niño a mantener una rutina. Los rituales para dormir son maneras efectivas para empezar a formar los buenos hábitos.

4. Dormir con un peluche o juguete de apego. Permite al niño, si así lo desea él, que lleve un juguete, un osito, o su manta favorita a la cama.

5. Controla que la temperatura en la habitación sea agradable y que la ropa sea cómoda.

6. Deja una luz encendida, la puerta entreabierta o un vaso de agua al lado de la cama, si el niño te lo pide.

7. Evitar dormirse con el niño. Le hará más difícil acostumbrarse a dormir solo.

8. No acudir cada vez que el niño llama o se queja. Si es así, le estarás acostumbrando a llamar sin necesidad. Debes estar atento siempre y acudir solo cuando exista algún signo de problemas reales como las pesadillas, el sonambulismo, etc.


Estos consejos pueden servir de ayuda para dormir a los niños. Pero no hay que olvidarse de que no servirán de nada, si los padres no establecen estas medidas con seguridad. Los padres, ante todo, deben estar muy seguros y convencidos de lo que están estableciendo. El niño necesita sentirse seguro, y especialmente a la hora de dormirse. Las rutinas o rituales para ir a la cama, como regular la hora de acostarse, son fundamentales para establecer una pauta de sueño en los niños.
El sueño infantil. Fases y etapas del sueño
Fases del sueño en los niños y los bebés

El sueño infantil cumple una función reguladora y reparadora en el organismo. Es esencial para el control de la energía y la temperatura corporal. Es muy importante que se respete el ritmo del sueño infantil para favorecer el descanso de los más pequeños. El sueño en los niños y en los bebés, como en los adultos, tiene diferentes fases y etapas

, que van variando con la edad.



Fases del sueño del bebé


El sueño REM. Sueño de movimientos oculares rápidos (REM, siglas en inglés): es la fase activa del sueño, en la que el cerebro permanece activo. Y también la más corta.


El sueño NO REM. Sueño NO REM. Es la fase tranquila y profunda del sueño. Y también la más larga.
Etapas del sueño


El sueño del bebé está dividido en cuatro etapas que se van profundizando progresivamente. Cada una dura cerca de 90 minutos y siempre obedecen a un mismo orden: sueño REM (más liviano y corto) y el sueño NO REM (más profundo y largo).


Todos los bebés transitan por ciclos de sueño superficial y profundo durante una misma noche. Conforme el bebé va creciendo, lo normal es que los sueños REM vayan disminuyendo y que los NO REM vayan aumentando. A la edad de 4 meses, por ejemplo, el bebé consigue dormir 3 o 4 horas seguidas. Durante los 90 minutos de sueño profundo acompañado en los extremos por el sueño liviano, el bebé experimenta un estado de semialerta. En estos momentos es cuando el bebé está propenso a despertarse. Pero, minutos después, entrará en la fase más profunda completando su descanso nocturno de casi 8 horas.
Periodos de vigilia y descanso


Es muy importante respetar esos intervalos sin interrumpirlos para que se conviertan en una costumbre. Pretender que el niño concilie el sueño es una tarea difícil y constituye un verdadero desafío. Pero si se respeta su ritmo, todo será más fácil. Un recién nacido, por ejemplo, ya tiene un modo propio de dormir y de despertarse. Los padres deben crear el clima apropiado para que el bebé establezca su propio ritmo de sueño. Si al despertarse, el bebé no encuentra una respuesta inmediata, se verá obligado a encontrar su propia rutina para seguir durmiendo.

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