lunes, 26 de mayo de 2014
El pecho, los pesones,la protesis, la leche materna en el embarazo
Como has visto, el pecho y los pezones juegan un papel fundamental en la lactancia de tu bebé. En principio no requieren un cuidado especial, pero si notas molestias o grietas en los pezones te serán muy útiles nuestras recomendaciones:
1. Al ducharte, lava el pecho sólo con agua y aprovecha para masajearlo de forma circular en el sentido de las agujas del reloj. Evita jabones, alcohol y otros productos que puedan resecar la piel. Recuerda que antes de las tomas no es necesario lavar los pezones.
2. El uso de pezoneras de silicona no es recomendable, ya que confunden la succión del bebé y
actúan como barrera, de manera que tu pecho no recibe suficiente estímulo.
3. En caso de grietas, no apliques cremas que se deban eliminar antes de dar de mamar al bebé. Lo mejor es aplicar unas gotas de tu propia leche sobre el pezón y la areola después de cada toma, y dejar que los pezones se sequen al aire.
4. Mejora la colocación de tu bebé cuando le estés dando de mamar.
5. Alterna de pecho cada vez que tu bebé mame. Es muy importante que el bebé no se acostumbre a mamar de un solo pezón. Haz que vacíe primero un pecho y luego el otro.
Es normal tener molestias en los pezones durante el embarazo?
Es normal que me gotee leche del pecho durante el embarazo?
Sí. Aunque no les sucede a todas las mujeres embarazadas, muchas de ellas empiezan a perder calostro (también llamado primera leche, líquido que alimenta a los bebés en sus primeros días de vida) durante el embarazo, una vez se encuentran en el tercer trimestre de gestación. Quizá sea un poco molesto, pero no indica ningún problema ni es síntoma de que algo va mal. Si te sientes incómoda, puedes usar discos de lactancia en el sujetador, que absorberán las pérdidas que puedas tener.
¿Las prótesis mamarias pueden afectar al embarazo o la lactancia?
En principio, estar operada del pecho y llevar prótesis mamarias no debería suponer ningún problema para el embarazo ni para la posterior lactancia, puesto que estas intervenciones se realizan introduciendo la prótesis sin alterar el tejido glandular de la mama. Con todo, durante el embarazo los senos tienden a crecer y se vuelven más sensibles, de modo que se han dado casos en los que, si el pecho crece mucho, las prótesis causan bastantes molestias y podría llegar a ser necesario extraerlas.
Aumento del tamaño del pecho
Desde el primer momento, las hormonas del embarazo provocan un aumento del volumen de la sensibilidad de tus pechos. La progesterona favorece el crecimiento de las mamas, tornándolas más grandes y pesadas, y los estrógenos impulsan el desarrollo de los conductos de la leche para preparar la lactancia materna.
Durante el embarazo es habitual que la areola del pezón se vuelva más oscura, y , sobre todo en los últimos meses, que aparezcan en tus pechos venas o líneas de color azul marcado, debido al aumento de la afluencia de sangre en esta zona.
Tus mamas serán la principal vía de alimentación en los primeros meses de vida de tu bebé, por eso es indispensable que mantengas un especial cuidado de los pechos. Impide que aparezcan estrías en la zona mamaria, aplicando crema diariamente, y utiliza ropa interior cómoda, preferimente de algodón, sin costuras ni aros.
Cuida tu pecho
El pecho es una de las partes del cuerpo que más va a sufrir durante tu primer embarazo y la posterior fase de lactancia del bebé. Durante los nueve meses que dura el embarazo es normal que aumentes dos o tres tallas de pecho, así que ¡no te asustes! y echa un vistazo a nuestras recomendaciones:
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Elige sujetadores cómodos, sin aros, preferiblemente de algodón y adecuados para el aumento de talla que experimentarás durante el embarazo.
- Aplícate diariamente cremas hidratantes, antiestrías y aceites. Este cuidado diario te ayudará a recuperar y mantener un pecho firme y terso.
- Después de la lactancia de tu bebé, utiliza mascarillas y cremas reafirmantes que devuelvan al pecho su turgencia.
Claves para la lactancia
Los nueve meses de embarazo han pasado volando y ahora te encuentras por primera vez con un hambriento bebé en tu regazo. ¿Cómo hay que darle de comer?, ¿la leche del pecho será suficiente para saciarle? Lee nuestras claves y despeja tus dudas.
1. Comienza a amamantar a tu bebé pronto: la mayoría de los bebés están dispuestos a mamar durante la primera hora después del parto.
2. Ofrece el pecho a tu bebé a menudo, día y noche: un recién nacido normalmente mama entre 8 y 12 veces en 24 horas, pero no mires el reloj y dale el pecho cada vez que busque o llore, sin esperar a que “le toque”.
3. Asegúrate de que el bebé succiona eficazmente y en la postura correcta.
4. Permite que el bebé mame del primer pecho todo lo que desee, hasta que lo suelte, después ofrécele el otro.
5. Cuanto más mama el bebé, más leche produce la madre: no es necesario sentir el pecho lleno; la leche se produce principalmente durante la toma gracias a la succión del bebé.
6. Evita los biberones “de ayuda” y de suero glucosado: la leche artificial y el suero llenan al bebé y minan su interés por mamar.
7. Evita el chupete, al menos durante las primeras semanas, hasta que la lactancia esté bien establecida.
8. Recuerda que un bebé también mama por razones diferentes al hambre, como por necesidad de succión o de consuelo: ofrecerle el pecho es la forma más rápida de calmar a tu bebé.
9. Cuida tus pechos: masajea tus pezones de forma circular en el sentido de las agujas del reloj para perder sensibilidad. No frotes tus pezones con esponjas ni los laves con jabón, ya que hará que la piel se reseque y se agriete.
10. Encuentra tus momentos de descanso: aprovecha mientras tu bebé duerme para relajarte o pide ayuda a familiares o amigos. ¡Recuerda que el bebé puede percibir tu estrés! El tamaño del pecho no es relevante a la hora de amamantar a tu bebé. Que no crezca el pecho durante embarazo tampoco significa que no vayas a tener leche. Todo eso y muchas cosas más, son leyendas urbanas.
Lo principal es: poner al bebé correctamente en el pecho en el mismo momento en que las enfermeras te lo entregan en la.habitación del hospital, que es un ratito después de nacer porque le tienen que hacer unas cosas primero. Ponerle en el pecho cada dos por tres, sin importar la hora o cuándo fue la última vez que mamó, tiene hambre y ha de comer, así de sencillo. Hay que asegurarse de que abre bien la boquita y succiona correctamente, si hay alguna duda es mejor resolverla lo antes posible, pregunta a las enfermeras o al pediatra sin esperar a salir del hospital. No te laves los pechos con jabón de ningún tipo, sólo agua y después que queden bien secos y sin nada de humedad. Al darle el pecho no tienes que apretarte el seno ni hacer ninguna otra cosa, tan sólo tiene que mamar correctamente para que la leche salga fluidamente. Dale un pecho y hasta que se lo acabe, cuando esté muy blando y probablemente pierda algo de interés, dale el otro hasta que sea el bebé quien diga basta. En la siguiente toma, empieza por el último pecho que le diste para mamar. No te pongas cremas en los pezones, conseguirás el efecto contrario al que esperas porque te los ablandarás y humedecerás em vez de hacerlos más fuertes. No los frotes para secarlos, haz como si empaparas y déjalos al aire lo que puedas.
No sé si me habré olvidado de algo, pero si sigues estas sencillas pautas no te faltará leche, no sé te agrietarán los pezones, y podrás dar el pecho a tu bebé los meses que tú quieras.
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