lunes, 26 de mayo de 2014

La importancia del desarrollo emocional del bebe



El desarrollo afectivo en el primer año del bebé

Está regido especialmente por la lactancia materna.
Durante los tres primeros meses de vida  el desarrollo afectivo del bebé está en plena evolución, aunque sus demostraciones de afecto no sean evidentes. Necesita protección y cuidados y lo único que los padres pueden esperar del bebé es la expresión de su propio placer: el sosiego, la calma, y consecuentemente el sueño relajado, y su apetito por la lactancia materna 


Todos los especialistas coinciden en que los intercambios afectivos del bebé con su madre son fundamentales para su buen desarrollo. El bebé se rige, desde el momento de su nacimiento, por el principio del placer. El placer es indispensable en todos los aspectos de su vida, desde que experimenta las primeras sensaciones aún en el vientre de su madre: los olores, latido cardíaco, movimientos, voces, etc, las sensaciones agradables son eje de su existencia y cuando está molesto muestra su desagrado a través del llanto 
La lactancia materna ayuda a fortalecer el vínculo con el bebé



Durante los tres primeros meses de vida, al recibir al pecho o el biberón, el bebé estudia al detalle el rostro de su madre, sigue sus movimientos y analiza sus expresiones. El calor, el olor y el tacto, así como el tono de la voz de su madre proporcionan al bebé placer y bienestar. El seno materno es el estímulo afectivo más completo para un bebé en los tres primeros meses de su vida.
En esta etapa, la madre puede establecer y fortalecer los lazos afectivos con su bebé, mientras le da de mamar:
- Tocando y acariciando la mejilla del pequeño
- Conversando con él
- Fijando la mirada en sus reacciones
- Concentrando toda la atención en el pequeño
- Evitando realizar otras actividades paralelas.
Las expresiones de afecto del bebé


A partir del cuarto mes de vida, será la sonrisa la reacción que los bebés tendrán a la imagen del rostro materno o de otra persona, también a los sonidos, al tacto, y empezarán a responder a las alteraciones de su entorno.



Hay bebés que pueden apegarse a un juguete, a un muñeco, o incluso a un pañuelo, mantita, etc., de forma afectuosa. Por lo general, el desarrollo afectivo, hasta los seis meses de vida, está regido por el concepto oral, especialmente por los intercambios alimenticios. A partir de los seis meses, la afectividad se intensifica a través de los juegos, de la estimulación que el bebé reciba para hablar, para gatear… y, en general, para fomentar su autonomía y su relación con el entorno.


En algún momento de esta etapa, el bebé estirará sus bracitos para que su madre o su padre le cojan en brazos. Los bebés empiezan a relacionarse más estrechamente con la persona que más lo cuida, y puede manifestar temor a las personas extrañas y actuar con más cuidado frente a nuevas situaciones. Poco a poco, a medida que se acerca el cumpleaños por su primer año  de edad, los bebés consiguen comunicarse con mayor claridad, expresando con gestos y palabra sus estados de ánimo y sus sentimientos.

Abraza y besa a tu bebé, es más que saludable
Cuando llevo a mi bebé en brazos , para mecerlo, cantarle, alimentarle, mirarle detenidamente o besarle me siento tan bien, que no me extraña que de todas estas muestras de amor y afecto salga algo muy positivo y beneficioso también para él. Los psicólogos han denominado a estas conductas, que a los padres nos salen naturalmente del corazón, conductas nutrientes que están asociadas a experiencias de vinculación
El cariño hacia el bebé es positivo para su desarrollo afectivo





Los científicos consideran que el factor más importante en la creación del apego, es el contacto físico positivo, es decir, abrazar, besar, mecer, acurrucar son actividades causan respuestas neuroquímicas específicas en el cerebro, que llevan a la organización normal de los sistemas cerebrales responsables del apego.



Durante los primeros tres años de vida, el  cerebro desarrolla un 90 por ciento de su tamaño adulto y coloca en su lugar la mayor parte de los sistemas y estructuras que serán responsables de todo el funcionamiento emocional, conductual, social y fisiológico para el resto de la vida. De manera que las experiencias de vinculación desarrollan un apego y capacidades de apego saludables cuando ocurren en los primeros años de la vida del bebé.

En la actualidad está tomando importancia la relación o vínculo de apego del niño con el padre , una figura de gran importancia para el normal desarrollo evolutivo de cualquier persona. Sin embargo, la relación más importante en la vida de un niño es el apego a su madre porque esta primera relación determina el “molde” biológico y emocional para todas sus relaciones futuras. Un apego saludable a la madre, construido a base de experiencias de vínculo repetitivas durante la infancia, provee una base sólida para futuras relaciones saludables.


Algunas personas tienen una facilidad increíble para hacer amigos, mientras que a otros les cuesta más, incluso mantener en el tiempo sus relaciones. En el plano emocional, las relaciones humanas más intensas, las que producen mayor placer y a veces mayor dolor también, son las que formamos con la familia, los amigos y las personas amadas. Dentro de este círculo interno de relaciones íntimas, quedamos vinculados o adheridos unos a otros con una especie de pegamento emocional que nos vincula por amor. Parece increíble que seamos las madres quienes podamos abonar el terreno del desarrollo emocional de nuestros hijos con algo tan natural como el amor incondicional que crece hacia nuestros hijos desde el día en nacen e incluso antes.



El papel del desarrollo emocional en el aprendizaje es menos evidente que
el desarrollo intelectual. Pero, deberemos insistir en que muy pocos pensamientos o
acciones son meramente intelectuales; casi todos tienen un contenido emocional.
Cuando nos referimos al aspecto emocional también incluimos actitudes, sentimientos,
valores y motivaciones. Todos ellos influyen en lo que aprenderá una persona y en el uso
que hará de su aprendizaje.


La corriente de opinión que otorga gran importancia a los factores
emocionales en la educación cobra cada día más fuerza. Por otra parte, realizar una
explicación detallada y coherente sobre el desarrollo emocional de los niños es mucho
más complejo que la del desarrollo intelectual. De hecho, las conductas emocionales
tienen una amplitud y variedad mucho más extensas que las conductas intelectuales. Por
ello, las teorías sobre el desarrollo emocional suelen
contener muchos elementos subjetivos y especulativos, más
que las del desarrollo intelectual. Son, consecuentemente,
difíciles de establecer, evaluar y aplicar en clases.

Si para el desarrollo de las actividades con los
niños se crea un clima amable, respetuoso, que los apoye y
estimule, se habrá avanzado bastante: los profesores saben
que es posible trabajar en un ambiente de razonable
disciplina donde todo el mundo pueda expresarse, sin gritos,
anotaciones o amenazas; es decir, se trata de crear un ambiente propicio para el
aprendizaje. También saben que si bien es importante la escuela, también lo es la familia,
que tiene un papel importante en el desarrollo infantil. La familia cercana a la escuela,
trabajando de consumo con la institución escolar y los profesores, puede contribuir
decisivamente al desarrollo social y afectivo de los niños.



El desarrollo emocional influye directamente en la evolución intelectual del
niño; un desarrollo emocional poco satisfactorio puede incidir en aspectos del desarrollo
intelectual como limitaciones en la memoria, dificultades en la percepción y en la
atención, y disminución de las asociaciones mentales satisfactorias. Más aún, se afirma
que una atrofia emocional en la infancia puede repercutir en una limitación de la
capacidad de abstracción.
Hay vinculación, entonces, entre neuroplasticidad, afectividad y
aprendizaje. En el extremo opuesto, un desarrollo adecuado de las capacidades
emocionales genera un aumento de la motivación y la curiosidad y de los deseos de
aprender, agudizando la percepción y la intuición
La relación en el ámbito afectivo y social del niño con su madre es de suma importancia ya que esta le dará las primeras pautas de conducta, al verse inmersos en ciertas situaciones por ejemplo al momento de tener una diferencia entre compañeros, hermanos, etc., aquellos niños que han gozado de un alto grado de interacción con su madre se valdrán más probablemente de compromisos y negociaciones en discusiones con sus amigos. Estos niños mostrarán mayor compañerismo y conductas positivas.

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