lunes, 26 de mayo de 2014

el embarazo y los cambios genitales


los cambios en el embarazo

Una vez que hemos entendido que nuestro cerebro es una parte muy importante para nuestra vida sexual

El cuerpo de la mujer está diseñado para poder llevar dentro a pequeños seres humanos que durante 9 meses estarán nutriéndose de nosotras. Estos pequeñajos a los que daremos vida y se adueñarán de nuestra libertad son capaces de transformar nuestro cuerpo en una auténtica máquina de adaptación tanto física como psíquicamente.


Cuando nuestro cerebro se entera de que estamos embarazadas, es igual que cuando te enteras que van a venir 8 personas a tu casa a dormir el fin de semana. La organización que realiza es tal que a veces nuestra memoria se ve algo colapsada (por eso en ocasiones no nos acordamos de nada, no tenemos programas en nuestro cerebro que se puedan activar en tan poco tiempo, sobre todo porque todo son sensaciones totalmente nuevas). Lo primero que hace el cerebro (entre otras muchísimas cosas) es producir relaxina, una hormona que se encuentra sobre todo en los cartílagos, aunque también ayuda a ablandar el cuello uterino. Esa relaxina es la consecuencia de que nuestras caderas se ensanchen.


Nuestra pelvis tiene varios huesos unidos por cartílagos, cartílagos que durante el embarazo están más laxos de lo normal, porque el cuerpo no
sabe si es un bebé, o son siete, y si va a pesar 1kg o 5kg. Por ese motivo los cartílagos que mantienen a la pelvis unida son capaces de estirarse
tanto como necesite nuestro cuerpo
Esto da lugar a un cambio físico en nuestro cuerpo, y es por eso que muchas veces nos encontramos como torpes, nos tropezamos con facilidad, y a veces nos caemos más de lo habitual. Tu cuerpo se está adaptando a esa transformación cada día que el bebé crece. Pero uno de los cambios más importantes es el de la vagina. Nuestra vagina va a ir modificándose durante esos 9 meses, sobre todo los músculos profundos y superficiales, la piel y los tejidos de alrededor.

¿Te has mirado alguna vez tu vagina en un espejo? ¿Cuántas veces?


Vamos a hacer un ejercicio:

Si puedes (porque quizás estés de muchas semanas y ya no te veas ni la vagina, en tal caso, procura imaginártelo), colócate en la cama sentada, con la espalda apoyada en una pared. Desnúdate y abre bien las piernas, con las rodillas flexionadas. Coloca la pantalla del ordenador al lado para que puedas ir identificando cada músculo tanto en el dibujo como en ti misma. Coloca un espejo frente a tu vagina, uno de esos grandes que tiene auto soporte (si no lo tienes coge uno que te sirva, no cojas uno pequeño). Importante: ¡Lávate las manos! ¡Te vas a tocar la vagina! Y eso siempre hay que hacerlo con las manos limpias.




Bien, espero. ¿Estás en la postura? Pues comenzamos por lo más superficial. Si miras en el espejo vas a verlo todo al revés, pero no importa, porque los músculos están por igual en ambos lados y lo de arriba se ve arriba y lo de abajo, abajo.

1.- Vamos a empezar entendiendo que todo el complejo reproductor que está en la superficie de mi cuerpo se llama vulva. La vulva engloba todo, desde el clítoris, los labios hasta el orificio uretral y vaginal.

En primer lugar localiza tu orificio de la vagina, ese será nuestro punto de referencia. Es el agujero por el que introduces el tampax, el pene, y por donde va salir el bebé. Míralo, debe estar sonrosadito, quizás lo encuentres un poco hinchado, pero eso es normal, con el embarazo todo se inflama. Aveces está más oscuro que rosa, eso depende de algunos factores, como el tipo de piel, la vascularización de la zona, etc. A ambos lados encontraremos seguidamente los labios menores y más hacia fuera los labios mayores. Ambos se unen en la parte superior.

Un poco más abajo está el ano, míralo y obsérvalo apartando los glúteos. No lo toques, porque si lo tocas tendrás que volverte a lavar las manos para seguir tocando el resto (el ano tiene bacterias y si te tocas y luego tocas la vagina o la uretra, podrías tener una infección en la orina). Lo observaremos desde lejos (de momento no es prioritario). Tiene como pliegues es ligeramente más oscuro que la vagina.

Si ves un espacio entre la vagina y el ano eso es lo que llamamos centro perineal o núcleo perineal. En esa zona es donde te realizan la episiotomía (en caso que la necesites) y es la zona que se suele desgarrar cuando la cabeza del bebé intenta salir. Si colocas un dedo índice justo en esa zona y presionas hacia dentro tendrás que notar cierta resistencia (ni muy duro ni excesivamente blando). Si observas en el dibujo esa zona es el punto de unión de músculos que rodean la vagina y al ano, ¡por lo que es una zona verdaderamente importante! ¿Te duele, o notas simplemente una presión? Muchas mujeres después de su primer embarazo, sienten esa zona muy dolorosa cuando vuelven a tener relaciones sexuales. Tienen la sensación de que esa piel se va a romper en algún momento. Eso es debido a que la musculatura y el tejido de la zona está retraído, más corto de lo normal, y nosotros los fisioterapeutas de suelo pélvico somos los que aplicamos diversas técnicas terapéuticas para que esos músculos se recuperen de nuevo.


Justo en la mitad del centro perineal traza una línea imaginaria de un lado del muslo al otro lado. Justamente ahí dividiremos la musculatura superficial (arriba) de la profunda (abajo). Pero esta división sólo es para que podáis entender la relación de profundidad de unos músculos con otros.

2.- Por encima del orificio de la vagina nos encontraremos inmediatamente la uretra, que, si os acercáis el espejo, es un orificio pequeño. A veces hay que separar los labios menores un poco para poder verla. Es el orificio por el que sale la orina.

3.- Un poco por encima de la uretra, nos encontramos un pequeño saliente, a veces está algo escondido, a veces está más hacia fuera. Ese saliente está formado por un tejido suave y es, muchas veces, extremadamente sensible. Se llama clítoris, y posee 8000 terminaciones nerviosas. Si lo tocas suavemente puede agrandarse ligeramente, y si lo haces desde una intención sexual, se agranda y se ensancha. De momento lo tocaremos para conocerlo y saber cómo es. A veces para reconocerlo hay que separar los labios menores, eso ya depende de cada cuerpo. Tócalo, es suave y su tejido es más sensible que el resto de la vulva. Para él guardaremos un artículo entero.

4.- Tócate los labios mayores, que son gruesos y son los más externos, estudia su textura, y luego haz lo mismo con los labios menores, que son más finos y a veces se llegan a unir en la parte superior y forman el capuchón del clítoris. Este capuchón a veces está más cerrado, a veces más abierto, según la anatomía de cada mujer.

Durante el embarazo la vagina suele modificarse de muchas formas diferentes. Por lo que una manera de saber si tu vagina antes no era así es observándola y mirándola. De la misma manera que te estudias y te observas un lunar para ver si crece o no. No hay que mirarse todos los días, no es necesario, pero hay que estar atentas a esa parte de nuestro cuerpo. Y cuando orinamos sólo nos podemos ver la parte superior y a veces la parte media, pero no la vulva completa (aunque siempre existen excepciones).

¿Has hecho todo eso? ¿Te has tomado tu tiempo? (más o menos lo que te lleve leer este artículo, para empezar) ¿No? Pues imprime el artículo y póntelo al lado (o coloca cerca la pantalla del ordenador, lo que prefieras) mientras te vas tocando, así quizás le prestarás más atención. Hazlo como quieras, tumbada en la cama, sentada en un sillón, recostada en el sofá, donde te apetezca.

Observa tu vagina una vez por semana. Durante un mes a partir de la lectura de este artículo. Y nos vemos en el siguiente. Pero recuerda algo: vamos a estudiarnos por fuera y por dentro, para poder conocernos por fuera, y por dentro.

Durante el embarazo, se produce un aumento del flujo sanguíneo en piel y mucosas. Las hormonas segregadas por la placenta son las responsables de este cambio y permiten el buen desarrollo de tu bebé. Este aumento de flujo provoca una serie de modificaciones en los genitales externos a lo largo de la gestación. Tanto la vagina como la vulva experimentan algunos cambios durante los nueve meses de embarazo, como inflamación, cambio de pigmentación o aumento del flujo vaginal.
Cambios en la vagina durante el embarazo




En la gestación se incrementa la elasticidad de la vagina y aumenta el flujo (espeso y blanco). Debido a los cambios que experimenta el pH del flujo vaginal, hay más tendencia a las infecciones por Cándidas.

Recomendaciones: dúchate con esponja y jabón suaves, no realices lavados vaginales, utiliza bragas de algodón y no uses salva slips. Recuerda que no debes tomar medicación alguna sin la prescripción de tu médico.
Cambios en la vulva en la gestación

En el embarazo se produce inflamación y aumento de la pigmentación de la vulva. Por eso, adquiere un color azulado. Con frecuencia aparecen varices vulvares, que no requieren ningún tratamiento específico, salvo evitar permanecer demasiado tiempo en la misma posición, ya sea de pie o sentada.
El sexo en el embarazo

Al inicio del embarazo, es probable que disminuya la apetencia sexual por temor a dañar al bebe, por molestias corporales…. A partir del segundo trimestre que ahora comienzas, suele aparecer de nuevo el apetito sexual porque tus miedos han disminuido y te encuentras mejor físicamente.

Es aconsejable transmitir a tu pareja tus sentimientos e inquietudes en cada momento. Una buena comunicación es la clave para que tu pareja se adapte a los cambios en tus necesidades.

Y no olvides que esta etapa del embarazo se caracteriza por la estabilidad y la adaptación ¡Disfrútala!


Como bien sabes, el embarazo no es una enfermedad, sino un estado fisiológico que acarrea determinados cambios físicos, funcionales y psicológicos para adaptarse a la nueva situación, que aun siendo normal, ejercen una sobrecarga que va a ser percibida de forma diferente por cada mujer embarazada.

Algunos cambios son globales y otros más locales, es decir afectan, a unos órganos concretos. Uno de los órganos protagonistas de la gestación es el útero, por tanto es uno de los que más cambios experimenta. En ocasiones, enfermedades que existen antes del embarazo se pueden agravar y excepcionalmente pueden aparecer patologías propias de la gestación.

Qué cambios se producen durante el embarazo en los organos genitales?

Vamos a referirnos a los genitales externos, vagina y cérvix o cuello uterino. Desde las primeras semanas del embarazo, la zona genital va a sufrir una serie de cambios. En estas modificaciones, desempeñan un papel fundamental los cambios hormonales:

El cuello del útero se reblandece, cambia la coloración y produce una secreción viscosa conocida como tapón mucoso que protege de forma muy eficaz al feto de posibles gérmenes que pueblan la vagina.

La vagina aumenta su tamaño en anchura y longitud. Se hace más elástica y distensible debido a que las células musculares de sus paredes aumentan de tamaño y las fibras de colágeno que contienen también se alargan y separan entre sí.

Los vasos sanguíneos de la vagina, al igual que en el cuello del útero, se dilatan a la vez que se forman nuevos. Esta vasodilatación junto con el aumento del flujo sanguíneo hace que con cierta frecuencia se produzcan dilataciones varicosas superficiales en la vagina y vulva. También se produce un cambio de coloración de las mucosas de la vagina y de la vulva, su tono rosado pasará a ser rojo-purpúreo.

El aumento de riego sanguíneo hace que las paredes de la vagina al igual que las del cuello del útero produzcan mayor secreción lo que determina la leucorrea gestacional que, puede ser lechosa y fluida o más espesa, está secreción o flujo, aunque fisiológica, es capaz de alterar la comodidad de la embarazada requiriendo más cuidados higiénicos.

¿Cómo tiene que ser mi higiene íntima?


Tienes que realizar una higiene adecuada, en tu ducha diaria: con un jabón líquido suave, limpiarás la zona genital de delante atrás para que cualquier microorganismo depositado en la zona anal, no se traslade a la vagina. Asearse adecuadamente no significa hacer lavados vaginales; todo lo contrario, hay mujeres que introducen productos en al vagina (antisépticos, jabones…) con el riesgo de alterar la flora vaginal que protege de infecciones. Lavarse una o dos veces al día es suficiente, descartando las duchas vaginales: la vagina se limpia sola.





Para evitar infecciones por hongos conviene que utilices ropa interior de algodón y limitar el uso de protectores (protege slips y/o compresas), tampoco conviene que utilices ropa interior tipo tanga. En general, evita ropas ajustadas. Si se dieran síntomas como picor, quemazón o irritación debes consultar al medico o matrona.

Si se te detecta una infección vaginal, el médico te recetará un tratamiento y te recomendará un producto específico para la higiene íntima (solución limpiadora sin detergente, podrá ser de tomillo, bardana, árbol de té…) y te insistirá en los hábitos higiénicos adecuados.

¿Qué son las varices bulbares?

Las varices vulvares o vulvo perineales son dilataciones varicosas de las venas superficiales de la vulva y periné que aparecen como consecuencia de los cambios que suceden en la gestación, más concretamente alrededor de las 20 semanas de gestación. Se observan como protuberancias azuladas que al ir avanzando el embarazo se van congestionando y aumentan su tamaño. Se pueden presentar sólo en la vulva y con frecuencia en un solo lado de la misma, pero en ocasiones también se encuentran en recto (hemorroides) vagina y los miembros inferiores.
¿Producen alguna incomodidad?
Las varices vulvares, suelen ir acompañadas de incomodidad, sensación de pesadez en la zona genital, a veces prurito e incluso dolor. Las complicaciones no se suelen producir y mucho menos frecuente es aún la rotura traumática por compresión.

¿Las presentan todas las embarazadas?

No, son muy poco frecuentes, las presentan entre un 4 y 7 por ciento de las embarazadas, según distintos autores consultados.
¿Cuál es el tratamiento de las varices bulbares?
El tratamiento más recomendado durante el embarazo es conservador, dirigido a aliviar las molestias, el dolor y disconfort. Las medidas higiénicas que se indican en esta situación son evitar estar periodos prolongados de pie, el calor y la ganancia excesiva de peso.
Es recomendable ejercicio moderado como paseos cortos o natación, e intercalar en el día periodos de reposo, con piernas un poco elevadas o tumbada de lado. En algunos casos, la sintomatología se logra aliviar aplicando presión en la zona vulvar. Puede ser de ayuda aplicar crema de caléndula en la zona. También es posible utilizar remedios homeopáticos.

En otros casos, el médico recomienda medidas farmacológicas como flebotónicos a partir del segundo trimestre de embarazo, para aliviar los síntomas. En cualquier caso, déjate aconsejar por tu obstetra o matrona.

¿Las varices vulvares suponen un inconveniente para el parto vaginal?

No se han encontrado estudios clínicos que comparen el parto vaginal con la cesárea en pacientes con varices vulvares. Pero el parto vaginal se realiza habitualmente sin mayores complicaciones en la mayoría de los casos. En lo posible, se evitaría realizar episiotomía: la matrona o el obstetra siempre decidirán lo más adecuado en cada caso.

Una preparación del periné, mediante la práctica del masaje perineal durante el embarazo es útil para reducir el trauma perineal en el parto (como desgarros espontáneos o la necesidad de realizar episiotomía). Generalmente los síntomas mejoran o desaparecen después del parto.

¿Y las varices en las piernas?

Las varices de los miembros inferiores son una complicación más frecuente en el embarazo que las vulvares: se presentan en un 30 o 40 por ciento de los embarazos, según diversos autores consultados. De ello podemos deducir que, aun siendo frecuentes, las varices no las produce el embarazo, sino que éste actúa como factor desencadenante en mujeres con predisposición a presentarlas.





¿Qué mecanismos están implicados en la aparición de varices durante el embarazo?

Ya en el primer trimestre de embarazo, se produce una relajación de las paredes venosas. Estos cambios están mediados por una hormona llamada progesterona, que es la encargada de garantizar la implantación del huevo fecundado en el útero y su evolución.

A partir del segundo trimestre se produce un aumento del flujo venoso hacia la vena cava, que es una vena de gran calibre donde, además de llegar la sangre que proviene de los miembros inferiores, se suma la que proviene del útero gestante a través de las venas uterinas. Esto provoca que la circulación de retorno al corazón sea más lenta.

Según avanza el embarazo y sobre todo en el tercer trimestre, debido al aumento del útero, se produce compresión de la vena cava inferior, dificultando aún más el retorno de la sangre hacia el corazón. Por todo ello y sobre todo en el tercer trimestre de su gestación, se acentúan los síntomas de pesadez y cansancio, sumándose con frecuencia hinchazón y dolor de piernas sobre todo en mujeres que ya tenían varices antes de la gestación.

¿Existen factores que predisponen a las varices?

Sí, hay una predisposición genética o factor familiar. Así, mujeres con antecedentes de varices, tienen un 50 por ciento más de posibilidades de desarrollarlas. Otros factores que pueden favorecer su aparición son: haber tenido más embarazos (multiparidad), la obesidad, trabajos que requieren estar de pie de forma prolongada o la exposición a fuentes de calor. Si existen varices previas al embarazo, la gestación suele empeorarlas.

¿Qué medidas preventivas y autocuidados puedo emplear contra las varices?

Lo que debes evitar:

Estar de pie durante periodos largos, por ejemplo planchando.
El sedentarismo, las exposiciones al sol y el calor local.
La ganancia excesiva de peso.
Llevar la ropa ajustada sobre en las ingles, como pantalones estrechos.
Medidas muy recomendables en la prevención y autocuidados:
Realizar ejercicio físico moderado como paseos cortos, flexión, extensión y rotación de tobillos o natación.
Usar zapatos cómodos de tacón medio, que son los más recomendables para lograr la contracción de la pantorrilla y estimular el retorno venoso.
Aplicarse duchas de agua fría alternando con tibia.
Reposo con piernas elevadas dos o tres veces al día para facilitar el retorno venoso.
Dormir de costado, sobre todo del izquierdo, para disminuir la compresión del útero grávido sobre la vena cava.
Masajes de forma ascendente de los pies a las caderas.
El uso de medias de elásticas de compresión (tipo panty) resulta de gran eficacia en la prevención.

Se pueden prescribir remedios homeopáticos. Si hay muchas molestias, el médico puede recetar flebotónicos, pero hay que recordar que sólo mejoran los síntomas, no la evolución del proceso. Por lo general, las varices mejoran después del parto.





Durante la gestación, la embarazada pregunta al ginecólogo y la matrona todas aquellas cuestiones que le surgen. Pero existen algunas dudas y molestias que la mujer percibe como más personales y no se atreve a plantear por vergüenza. No suelen revestir importancia, pero pueden tomarse medidas para aliviarlas.

¿Hasta cuándo se puede hacer el amor?
Se pueden mantener relaciones sexuales durante todo el embarazo, a no ser que exista alguna complicación que las desaconseje, como un sangrado vaginal (por pequeño que sea) o un problema en la placenta. Las contracciones uterinas que causa el orgasmo son muy suaves y no pueden adelantar el parto.
Solo en los embarazos múltiples los ginecólogos aconsejan evitar las relaciones en el último trimestre por el riesgo de parto prematuro o placenta en mala posición de este tipo de gestaciones.


¿Cuál es la postura más aconsejable?
La que no produzca presión abdominal en la tripa de la mujer.
La postura del misionero (el hombre encima de la mujer) suele resultar un poco complicada, ya que el varón debe apoyarse en los brazos para no presionar el abdomen de la futura mamá.
Es más cómodo que ella se coloque encima (sentada o tumbada) o que, tumbados de lado, el hombre abrace la espalda de la mujer.


¿Se puede dañar al bebé durante la penetración?
El coito es inofensivo para el bebé, incluso puede beneficiarle. Durante las relaciones sexuales el útero se eleva, así que el pene nunca llegará a tocarle. Además, el tapón mucoso cierra la entrada del útero e impide que entre el semen.
El feto está protegido por la pared muscular del útero y la bolsa del líquido amniótico. Lo único que percibe es la sensación psíquica gratificante de la madre, lo que crea en él una mayor confianza.


¿Por qué los genitales están oscuros e hinchados?
Durante la gestación, la futura madre puede experimentar sensación de pesadez en la vulva, incluso sufrir varices en la zona, ya que la presión del útero sobre las venas hace que la sangre se acumule en esta zona.
Por eso, es aconsejable no engordar mucho, no cargar peso, ni estar de pie mucho tiempo.
El oscurecimiento (que también se da en otras zonas, como los pezones o el abdomen) es consecuencia de la acción de las hormonas, que aumentan la producción de células pigmentarias. Los genitales suelen volver a su color natural tras el parto.
Las hormonas son también las responsables del aumento y oscurecimiento transitorio del vello corporal.


¿Es normal tener más flujo o picores en la vagina?
Los cambios hormonales hacen que el flujo sea más abundante de lo habitual, sobre todo durante el último trimestre. Las secreciones serán normales mientras presenten un color blanquecino, pero es conveniente acudir al ginecólogo en el caso de que adquieran un tono verdoso y huelan mal, pues podrían ser un síntoma de una infección vaginal.
El picor también debe consultarse con el médico, pues puede deberse a una infección por hongos en el interior de la vagina (que requiere tratamiento médico) o a un exceso de higiene con jabones fuertes que deshidratan la zona externa de la vagina.
Para evitar y aliviar estas molestias, la mujer debe lavarse solo con agua, vestir prendas cómodas y usar ropa interior de algodón.


¿Cómo reducir la producción de gases?
A medida que avanza el embarazo, la hormona progesterona relaja los músculos intestinales y el útero desplaza el estómago. Los gases se acumulan en el intestino, provocando hinchazón y dolor.
Para evitar los gases conviene disminuir la ingesta de alimentos flatulentos (como la coliflor o el repollo), hidratos de carbono (presentes, por ejemplo, en la pasta o las legumbres), frituras, picantes, especias y bebidas con gas.
Es bueno masticar despacio y andar unos minutos después de comer. Una infusión de hinojo también puede reducir las molestias.


¿Se pueden aliviar las hemorroides?
El estreñimiento, habitual en el embarazo, y la presión del útero sobre el aparato digestivo pueden inflamar las venas que rodean el ano, causando dolor e incluso sangrado.
Las hemorroides suelen aparecer al final de la gestación, cuando la presión del bebé es mayor, y durante el parto, con los pujos.
Para prevenirlas es aconsejable seguir una dieta rica en fibra, beber al menos un litro de agua al día y caminar una hora diaria.
Los síntomas se pueden aliviar con baños de agua fría e incluso colocando hielo en la zona afectada para reducir la vasodilatación. Aunque las hemorroides no desaparecen después del parto, no tienen por qué molestar si se cuidan adecuadamente.


¿Qué hacer para frenar el sudor?
El aumento del riego sanguíneo sube la temperatura corporal. El sudor es un método de defensa para mantenerla constante.
Hay que cuidar la higiene y lavarse a menudo con jabón neutro, sobre todo en los pliegues, ya que el sudor puede provocar erosiones o irritaciones por los roces de la piel.
La embarazada debe beber mucho líquido, vestir ropas de algodón que favorecen la transpiración y usar crema hidratante para prevenir el picor.

¿Cómo se trata la pérdida de orina?
La presión del útero sobre la vejiga y la relajación de los músculos pélvicos pueden causar la salida incontrolada de orina al toser, reír, estornudar o hacer esfuerzos.
Para evitarlo conviene hacer pis con frecuencia y practicar ejercicios para fortalecer el suelo pélvico.
El problema suele desaparecer tras el parto.

¿A qué se debe el exceso de saliva?
La salivación abundante se debe a los cambios hormonales.
Suele ser uno de los primeros síntomas que percibe la embarazada.
Se normaliza a partir del cuarto mes.
Se puede controlar comiendo cada poco tiempo, bebiendo agua con limón o masticando chicle.

¿Por qué se dan tantos cambios de humor?
Durante el embarazo la futura madre pasa de la risa al llanto con facilidad, se muestra irascible, apática e incluso puede sufrir ansiedad. Las responsables de estos cambios de humor son las hormonas.
Durante el primer trimestre lo habitual es que la sensibilidad esté a flor de piel.
En el ecuador del embarazo los elevados niveles de progesterona provocan una sensación de plenitud y bienestar emocional.
El ánimo vuelve a decaer en los últimos meses por el miedo al parto y la ansiedad por saber si el bebé nacerá sano.
Como estos cambios son imprevisibles, las personas cercanas deben mostrarse comprensivas con los altibajos de la mujer y ayudarla a afrontarlos.

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