lunes, 26 de mayo de 2014

Es malo que un bebe se caiga de la cama


que hacer cuando un bebe se cae o se aporrea
los accidentes ocurren y no te sientas mal no eres la primera madre ala que le a pasado y de los errores se aprende
El problema no es que se duerma, el problema es que no se despierte.
Es terrible que se caigan los bebes, a veces por mas que los cuida uno, a veces pasan accidentes, tu bebe ya empieza entonces a moverse mas, necesitas ya no dejarlo solo en la cama o ponerle unas almohadas a los lados para que lo detengan, porque entre mas crece mas se va a mover, trata mejor de ponerlo en la cuna o en un corral.
Las señales de alarma cuando se cae un bebe y tienes que llevarlo al medico, es cuando después del golpe vomita, le dan convulsiones, lo notas que llora demasiado, o alguna otra señal que no sea normal. Tu bebe al parecer esta bien, no tuvo algún otro síntoma, pues solo fue un golpe leve, ya no te preocupes, trata mejor de que ya no vuelva a pasar, ten mucho cuidado, a veces estas cosas pasan y ahí que aprender de ellas

¿Qué niño no se ha dado un golpe en la cabeza? Aproximadamente la mitad de los traumatismos craneales se producen en niños. Por fortuna, 70-80% de éstos no tienen ninguna importancia más allá del dolor, un buen chichón y el mal rato que se pasa.

La causa del golpe varía de acuerdo a la edad, de manera que:
En los menores de 12 meses suelen producirse por una caída en un momento de despiste de los cuidadores. Es típico eso de que te volteas “un segundo”, el bebé se da la vuelta y se cae al suelo.
Entre los 12 y 24 meses ocurren por la falta de coordinación motora típica de esa edad.
En los mayores de 2 años porque son unos trastos, no paran ni un momento y no tienen conciencia de lo que es el peligro.
A partir de los 6 años por accidentes en bicicletas, atropellos.
A partir de los 10 años suelen producirse al practicar deportes.

¿Cómo sabemos si el golpe tiene importancia?
Lo más normal es que si un niño se pega en la cabeza empiece a llorar fuertemente. Y más vale que lo haga, porque si no, mal asunto. Ese llanto al principio es inconsolable, pero al cabo de unos minutos (10, 15 ó 20) el crío debería estar más tranquilo.
Que no haya perdido el conocimiento, que no haya vomitado ni convulsionado, son buenas señales.
En resumen, si deja de llorar antes de un cuarto de hora, tiene buen color, no vomita ni tiene otros síntomas, la posibilidad de que haya lesiones dentro del cráneo es mínima.

¿A qué nos referimos con lesión dentro del cráneo?

A la presencia de hematomas producidos por la rotura de algún vaso sanguíneo debido al golpe. Estos hematomas comprimen al cerebro y significan una verdadera urgencia. A diferencia de lo que se piensa, la fractura de cráneo no implica necesariamente que vaya a haber lesiones intracraneales. Por lo tanto, la fractura por sí misma no es sinónimo de complicación.

Como no todo puede ser perfecto, habrá situaciones que te pongan a pensar un poco más:
¿Y si vomita? En principio, un vómito aislado no debe tomarse como un signo de alarma.
¿Y si le duele la cabeza? Si yo me pego en una mano, me duele. Si me pego en una pierna, también. Por lo tanto, un golpe en la cabeza me tiene que doler. Pero así como el dolor del golpe en una mano o una pierna, si no hay fractura, va cediendo poco a poco en minutos a horas, el dolor de cabeza también irá disminuyendo.
¿Y si tiene un chichón más grande que la propia cabeza? La presencia de un chichón enorme, en un niño que por lo demás no tiene síntomas, no se relaciona con que el golpe sea más peligroso. Póngale frío un rato para que se baje.
Se dice que si hay pérdida de conocimiento de menos de 1 minuto, no hay que preocuparse. La pregunta es quién será capaz de mantener la calma hasta el punto de medir el tiempo en una situación así. Por eso, toda pérdida de conocimiento o sospecha de ella requeriría al menos una observación durante algunas horas.

¿Qué se debe hacer en casa?

Ante un traumatismo craneal leve sin signos de complicación, hacemos unas cuantas recomendaciones:
Si deja de llorar antes de un cuarto de hora, tiene buen color, no vomita ni tiene otros síntomas, es poco probable que se haya producido una lesión importante. Permítale reanudar su vida normal de inmediato, pero obsérvelo un poco más durante 24 horas.
Si se ha hecho una herida que sangra abundantemente, acuda a consulta.
Si no hay herida, para disminuir el tamaño del chichón aplique frío local. Si el golpe fue en la frente, es posible que el hematoma más adelante “se baje” a los párpados; esto es normal y no representa ningún problema para los ojos.
Manténgalo en un ambiente tranquilo bajo la supervisión de un adulto.
Si el niño tiene sueño puede dejarle dormir, pero despertándole cada cuatro horas, aproximadamente, para observar sus reacciones.
Si presenta dolor de cabeza puede tomar paracetamol o ibuprofeno.

Motivos para acudir a consulta:
Alteración de conducta: si el niño está confuso, somnoliento, irritable o cuesta mucho despertarle.
Si hace movimientos anormales o tiene debilidad u hormigueo de extremidades.
Si tiene dificultad para caminar, habla o ve mal o tiene las pupilas de diferente tamaño.
Si observa salida de líquido claro o sangre por la nariz o los oídos.
En general, cualquier síntoma que le resulte extraño o le preocupe.

Por último, recordar que:
La mayoría de los traumatismos en la cabeza son leves y no producen daños. Con golpes mínimos es muy raro que se produzcan lesiones.
Es normal que en las primeras horas su hijo esté asustado, no recuerde el momento del traumatismo, tenga dolor de cabeza o presente algún vomito.
En la mayoría de los casos no es necesario realizar ninguna radiografía.
Hay niños que en ocasiones, tras un golpe o un disgusto grande, pueden “encanarse” o “privarse”, llegando incluso a perder el conocimiento durante segundos. Es lo que se conoce como espasmo del sollozo y no significa algo grave.Estos accidentes, de ser aislados, no identifican a un mal padre, ya que pese a todos los cuidados que se le pueden procurar a un bebé, éste tipo de cosas ocurren en un abrir y cerrar de ojos, sobre todo sin querer y en el momento menos esperado, todos los bebés son víctimas de golpes caseros que en general no suelen ser peligrosos pero que hay que observar con atención porque un mal golpe puede poner en peligro el organismo del bebé, cambiando su vida de un momento a otro.
Cuando un niño se caiga de una superficie alta primeramente llorará y en muchos casos no manifestará mayores alteraciones. Lo cierto es que a veces el proceso del golpe emite consecuencias internas que luego manifiestan sus complicaciones, por lo que luego de una caída hay que ver si el pequeño no demuestra síntomas extraños.Hay que estar alertas si pierde la conciencia, si llora más de lo común, si repentinamente se duerme o vomita, en esos casos hay que acudir a la guardia de emergencias para identificar dónde se produjo el golpe y cuál zona es la afectada, si la cabeza, el abdomen, los huesos o músculos, para poder atenderlo como es debido, decidiéndose en el momento si es necesario una tomografía o placa.

Una vez revisado el niño, hay que realizar en casa un seguimiento más profundo, ya que muchas veces las consecuencias de las caídas suelen aparecer luego de horas de ocurrido el hecho, sobre todo durante la noche, por eso es conveniente despertarlo cada dos o tres horas para asegurar que se encuentra en buenas condiciones.

Consejos e ideas sobre como actuar y cómo valorar la gravedad de los golpes en la cabeza de niños y bebés

Dentro de las caídas y golpes que puede sufrir un niño suelen preocupar especialmente a los padres los golpes en la cabeza.
Los niños entre el año y los dos años, tienen especial predilección por estos golpes. La frente, la nariz, los dientes y la barbilla son el parachoques oficial durante la época de los primeros pasos.

En alguna ocasión he visto en mi consulta niños con esta edad con cascos para evitar daños mayores, ante la desesperación de los padres por su frecuencia. Aparte de exagerada, suele favorecer que se la peguen aún más.

Pocos padres saben que los golpes en la cabeza en niños (especialmente en los menores de dos años, en los que es más frecuente) suelen ser menos graves que en los adultos por varios motivos:
En primer lugar, la fuerza del golpe suele ir en relación al peso del cuerpo y a la altura desde la que cae, que es menor en niños que en adultos.
En segundo lugar, y más importante, el cráneo de los niños menores de dos años no está aún totalmente cerrado. El problema más frecuente de los golpes en la cabeza, son los sangrados dentro de la misma. En un adulto el cráneo es como una olla a presión y cualquier mínimo sangrado puede aumentar la presión en su interior produciendo problemas graves. En niños pequeños (más aún si tiene la fontanela abierta), si hay un sangrado no aumenta la presión tanto como en un adulto, siendo menos frecuentes las complicaciones.
En los niños que tienen la fontanela abierta (habitualmente los menores de un año), además de compensar un posible aumento de presión, actúa como chivato. Si tras un golpe en la cabeza aumenta la presión, antes de dar problemas serios suele notarse que se abomba la fontanela de forma llamativa. En esto hay que tener cuidado con un detalle: a muchos niños se les nota la fontanela abombada cuando están tumbados y deja de notársele cuando lo incorporamos (incluso en esta postura se nota hundida). Cuando hay un problema la fontanela se abomba incluso al estar incorporado.

Signos de alerta tras un golpe en la cabeza en niños o bebés
Si el niño pierde el conocimiento tras el golpe.
Si vomita inmediatamente tras el golpe, o lo hace de forma repetida.
Si apreciamos alguna diferencia importante en su comportamiento (pierde el equilibrio, no mueve una extremidad, temblores repetitivos...)
Hematoma muy llamativo o deformidad del cráneo.
El dolor tras el golpe es cada vez más intenso.

Ante cualquiera de estas señales conviene que el niño sea valorado por un pediatra lo antes posible, aunque en la mayoría de los casos no suele pasar nada a pesar de que haya alguna de ellas.
Cuando no aparece ninguno de estos signos de alerta
Si hay un hematoma (chichón): No se debe aplicar Thrombocid, o cremas similares. Están de moda ahora las barras de Arnica. Lo mejor es aplicar frío. Éste hace que los vasos que están sangrando se compriman y dejen de hacerlo.
Si hay una herida: Aplicar presión con una gasa limpia y acudir a un servicio de urgencias con tiempo suficiente para que pueda ser curada y cerrada antes de 2 horas si es posible.
Signos de mala evolución después de que un niño se golpee en la cabeza
El dolor se hace cada vez más intenso.
Vomitos frecuentes.
Alteraciones del equilibrio o la capacidad para moverse o hablar...

Ante cualquiera de ellos o dudas sobre su buen estado, acude la pediatra.



Las caídas son la primera causa de leciones cerebrales en niños menores de 10 años, por lo cual es tan importante instalar cercos de seguridad en las escaleras y atar a tu bebé en su asiento de la carriola. Si tu niño se cae, siga estos consejos de Karameh Hawash, M.D., neurólogo pediátrico en el Brain Injury Center en Boston Children’s Hospital.
Estate alerta a cambios de comportamiento. Dolores de cabeza, irritabilidad, confusión y variaciones emocionales son las primeras señales de una concusión. Mantén a tu niño despierto por las siguientes 6 a 12 horas después de haberse golpeado.
Llama a tu pediatra si los síntomas persisten por más de un par de horas. Una vez que el niño haya visto al médico, el doctor Hawash sugiere que se quede en casa sin ir a la escuela por una semana.
Visita la sala de emergencia si tu niño empieza a vomitar, pierde conciencia o exhibe cambios a su comportamiento normal.


Existe la posibilidad de que los bebés se den vuelta y se caigan de la cama, del coche o carriola, del sofá, o de su sillita de comer. Cuando ya gatean y caminan, es mucho más probable que se puedan lastimar. Si bien es un momento angustiante, es indispensable que mantengas la calma y evalúes la situación con objetividad para ver si es necesario llevarlo al pediatra o si se trata de una caída que no tiene consecuencias importantes. Aquí te cuento más acera de qué debes hacer si tu bebé se cae.



Andrea le estaba cambiando el pañal a su bebita de 7 meses y en una fracción de segundo, mientras ella se agachaba a recoger una toallita del piso, su bebé se dio vuelta y cayó en el piso de madera. Andrea todavía llora cuando recuerda de ese momento. El corazón se le detuvo por un momento y pensó lo peor. Luego del pánico y de llamar a su pediatra de inmediato, Andrea pudo respirar tranquila porque a su bebita no le pasó nada más que un chichón en la cabeza.

Puede que como a Andrea, a ti te haya sucedido alguna vez que tu bebé se haya caído. Y aunque no es lo ideal, a todo el mundo le puede ocurrir un accidente. Las caídas más comunes de los bebés son desde la cama, la mesa de cambiar el pañal, el cochecito o la carriola o incluso, la sillita de comer. Es probable que si ya camina o gatea, se pueda tropezar y caer, o derribar algún objeto que pueda golpearle la cabeza. Cualquiera que haya sido la circunstancia de este tipo de accidentes, es importante tomar ciertas medidas para asegurarte de que tu bebé no haya sufrido ninguna lesión grave en la cabeza o en el resto de su cuerpo.

Dicen los que saben que los bebés parecen estar hechos de caucho, porque salen ilesos de muchas caídas que a simple vista parecían terribles. Sin embargo, es muy importante que consultes con tu médico para descartar que no hayan sufrido una conmoción cerebral (o lesión cráneo encefálica) cuando se golpean la cabeza especialmente, que requiera atención.

Si tu bebé llegara a caerse, no te angusties. Muchas caídas parecen peores de lo que son en realidad. Toma nota de lo que debes hacer:

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